Si hay un ejemplo de manual que muestre como ninguno el poder de la marca ese es el de Apple. Ninguna empresa o producto digital ha conseguido fidelizar a sus clientes hasta el punto de identificarse con una actitud o una estética. De hecho se habla de la «experiencia Mac» como si se tratase de una vivencia extrasensorial cuasi mística. Pero aparte de esa actitud, hay que reconocerle a los de Cupertino una postura muy coherente entre sus objetivos y el esfuerzo por llegar a lograrlos. Uno de esos fines, el que me parece más loable, claro, es el de la promoción del podcasting como medio digital y como formato educativo. Ninguna marca ha apostado tanto en su software (iTunes), en su hardware (iPod, iPhone, Apple TV) y en sus aplicaciones por el podcasting y su relación con los procesos de enseñanza y aprendizaje. Un ejemplo paradigmático de este compromiso es el del Proyecto Grimm, blog y podcast, apadrinado originalmente por Apple. Ellos mismos lo definieron en su momento así:
Grimm es un proyecto pedagógico de envergadura al que Apple aporta una muy amplia experiencia en tecnología aplicada a los procesos educativos, y en el que participan de manera muy activa colegios, universidades y empresas.
Actualmente, el peso del proyecto está casi por completo en manos de los propios enseñantes:
Las TIC no son nuestro fin, sino nuestro medio. Usarlas nos ha llevado a reflexionar sobre nuestras escuelas, sobre cómo nos relacionamos con nuestros alumnos, sobre cómo nos relacionamos con el mundo exterior, sobre qué cosas nos interesan, sobre cómo repensar la escuela para que nuestros alumnos sean creativos usando la tecnología.
La penetración de la marca Apple no ha sido nunca mucha en la comunidad educativa, al menos no al nivel de otras áreas profesionales como el diseño gráfico, por ejemplo. Pero al menos ha puesto su grano de arena, que es mucho más de lo que se puede decir de otros gigantes tecnológicos.
Sin intentar desmerecer en absoluto los esfuerzos de Apple en el campo de la educación (ni de otros, como la distribución de productos multimedia, por ejemplo), veo lógica la apuesta de la manzana-beatle hacia nichos de mercado más imaginativos.
Cuando el competidor más directo es un gigante de acero como Microsoft que poco tiene que demostrar para seguir liderando el mercado, suelen venir las inversiones en diseño, calidad y cultura. No sé si Apple invertiría tanto en todo esto sin la presión del mercado.
@Javier: Apple ya había puesto en marcha iniciativas potentes en el campo educativo a finales de los 70 y principios de los 80, de la mano de su CEO de entonces, Mike Scott. Bastante antes de que Microsoft alcanzara su posición de dominio (de hecho, era Apple quien tenía un dominio brutal en el entorno educativo).
Por supuesto, en el fondo hay un interés en crear una buena imagen de la marca, pero por otro lado, las iniciativas que están llevando a cabo dejan total pista libre a los educadores que participan. La cultura Apple siempre ha sido bastante peculiar.
Muy buen post, Francisco. Supongo que desencadenado por las catetadas del otro día de «El País», y bien documentado.
Es lo de siempre, unos innovan y otros copian y degradan lo que copian. Al final, los primeros cambian la realidad a medio y largo plazo (ahí y no en otro sitio está su satisfacción) y los otros se sumen en el basurero de la historia después de haber «disfrutado» de unas ganancias venales. Lo de siempre.
Es tan simple como estas pocas palabras verdaderas.
Yo creo que la clave está en el equilibrio entre marca y comunidad de usuarios como indica Fran Iglesias, que lo sabe de primera mano.
Originalmente este post iba a llamarse «Apple no es una ONG educativa», pero el sentido negativo de la frase no me parecía del todo justo.
El fenómeno del iPhone, como anteriormente el del iPod, sólo puede darse en una cultura en la que se premia la creatividad, la usabilidad y el diseño.
La primera vez que usé Safari en un dispositivo móvil de Apple me di cuenta de que los desarrolladores iban años por delante, sobre todo si comparas con la experiencia de usar Windows Mobile o Symbian OS. Esa es la pauta. O haces las cosas bien y te llevas la mano, o te dedicas a las chapuzas.
Una comparativa entre el N95 y el iPhone daría (dará) para mucho, incluidos sus usos en el aula.