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Badges, evaluación y analíticas

Mi forma de abordar las analíticas la he dejado clara en numerosas ocasiones.

La experiencia demuestra que la evaluación es una herramienta de control, ineficaz y tóxica, que suele estar en manos de lo que el profesor Luis de Rivera llama MIA: Mediocres Inoperantes Activos (conozco a bastantes, por desgracia).

Sin embargo, siempre he estado absolutamente abierto al fenómeno digg me, y ahora me absorbe todo lo relacionado con las badges («¿insignias?»).

Esta tendencia se ha disparado en los últimos días, a partir del proyecto Open Badges de Mozilla:

Learning today happens everywhere, not just in the classroom. But it’s often difficult to get recognition for skills and achievements that happen outside of school.

Mozilla’s Open Badges project is working to solve that problem, making it easy for anyone to issue, earn and display badges across the web — through a shared infrastructure that’s free and open to all.

The result: helping learners everywhere display 21st century skills, unlock career and educational opportunities, and level up in their life and work.

La verdad es que el proyecto me parece muy atractivo, ya que favorece la diversidad en las competencias personales.

Un sistema de badges, de hecho, no es un sistema de evaluación, ya que dispersa las destrezas, creando perfiles individualizados, en la línea de la teoría de juegos. Mi estructura de badges, por tanto, no sería mejor ni peor que la tuya, sino simplemente diferente, a partir de una economía de escalas.

    Voy a seguir muy de cerca este desarrollo de la analítica en mi nuevo blog: Caos Ordenado Relativo (COR), en el que publicaré con más frecuencia que en Nodos Ele, que queda como plataforma colaborativa de Lola, David y yo mismo.

Un mundo sin cursos

La capacidad de George Siemens de generar nuevas y brillantes ideas parece no tener fin, hasta el punto de que lo considero uno de los pensadores en materia educativa más importantes de nuestro tiempo. Acabo de escuchar fascinado su presentación sobre cómo sería «A World Without Courses», que ha causado cierto revuelo en la blogosfera educativa.

Una de las cosas que caracterizan al Grupo Nodos ELE es su carácter informal y la forma en que intentamos experimentar con nuevos formatos, como hicimos en el «no taller» de Barcelona de diciembre pasado. Este espíritu es parte del grupo. Sin embargo, el aprendizaje informal, presencial o en red, suele encontrar el escollo de que los cursos están pensados como forma de acreditación y engorde curricular, independientemente de que aporten poco o nada al aprendizaje. En este sentido, Siemens ofrece dos alternativas en un hipotético «mundo sin cursos»: «reputation points» y «referral systems» – me refiero a la diapositiva 21 de «A World Without Courses».

Si no entiendo mal, la «reputación por puntos» se obtendría a través de la propia lógica del mercado, igual que marcas como Sony o Apple han conseguido una sólida reputación en su línea de productos, o del mismo modo que en Amazon hay tiendas que están mejor valoradas que otras. En el caso del «sistema de referencias» sería como cuando compramos un libro en Amazon y vemos eso de que «las personas que han comprado tu libro han comprado también este otro». A través de estos mecanismos se crearía un sistema de acreditación sólido y flexible basado en la capacidad del individuo según distintas áreas de conocimiento y conexión.

La charla de Siemens es inmensamente más rica y compleja al hablar de aprendizaje informal (en este post tan solo he comentado un punto de la misma), aunque me imagino que su impacto inmediato será pequeño; cursos, seminarios y talleres seguirán aburriéndonos durante mucho tiempo. Pero me parece que una vez más ha dado en el blanco. Estoy seguro de que ya habrá quien ha tomado nota de las visionarias propuestas del profesor de Manitoba.

2.0 por aquí y por allá

Más tarde o más temprano tenía que ocurrírsele a alguien, así que no ha sorprendido mucho la aparición de un sistema digg, un directorio colaborativo para la presentación y elección de contenidos, centrado en el aprendizaje de lenguas.

Idiomato, que así se llama el invento, propone a sus usuarios dos formas de colaborar: por un lado, subiendo recursos para todos aquellos que quieran aprender una lengua y, por otro, que voten aquellos que les han parecido más interesantes. Como la idea lleva poco tiempo en circulación todavía no se ve mucho movimiento (de hecho, algunos listillos están copando las listas subiendo continuamente sus propios contenidos), pero en poco tiempo y si funciona el boca a boca digital, Idiomato se puede convertir en un gran almacén de recursos para segundas lenguas.

Una de las propuestas de este servicio que me ha llamado la atención ha sido Irregular English, que se vende como web 2.0 para aprender «definitivamente» las formas más complejas de los pasados en inglés. Lo que me ha sorprendido sobre todo es la cara tan dura que hay que tener para decir que una simple tabla de verbos hecha en un formulario autocorregible es 2.0. ¿Dónde están los aspectos colaborativos de la nueva web? ¿y dónde el aprendizaje significativo, el enfoque por tareas y toda la didáctica de al menos los últimos cincuenta años? Menos mal que el público sólo les ha dado, hasta el momento, cuatro puntos.