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On/Off Un Dígito Binario Dudoso (2012) Hidrogenesse (y II)

Love lettersA mí también me gusta Hidrogenesse, posiblemente porque soy de una generación que experimentó con ciertas formas de teatro grotowskiano, al tiempo que crecía a golpe(s) de Deutsch Amerikanische Freundschaft, italodisco y cosas raras.

Sin embargo, Un bit binario dudoso se merece un off como una catedral, ya que se trata de un proyecto fallido, se ponga David Vidal como se ponga.

En un mundo fragmentado los mensajes se revelan y esconden en forma de escolios, que ocupan los márgenes del discurso. Olvidad las bonitas melodías y las reflexiones campanudas, olvidad las trabazones caramelizadas y la logorrea de los puntos y seguido. Son cantos de sirena en papel de celofán.

No queda rastro en este disco de las apostillas laterales de caballos y ponies, no hay disputaciones entre PCs y MACs, no hay márgenes ni gritos ni medias verdades.

Sólo así se comprenden las innecesarias addendas del video sobre la historia de la computación. Cuando desde América nos llegan los himnos de Matilda, Capullo o Dixybait, que en su simplicidad cortante de cuchillo en el agua, nos revelan el envés de la trama, todo esos bits quedan un poco Corte Inglés («¿se lo envuelvo para regalo?»).

Pues mire, no. Me voy a la verbena en busca de unas cuantas certezas. No querían conectivismo, pues tomen dos tazas:

La caída de Hidrogenesse en la moralina se puede resumir en esa actitud viejuna de adoctrinar deleitando, aunque sea sobre unos tacones en forma de tarima, y tras unos bigotes austrohúngaros.

Lo más cercano al último disco de Hidrogenesse es una asamblea de indignados sentados en el iBook al lado de la tienda Mac de la Puerta del Sol, todo ello convertido en fábula en verso por Félix María de Samaniego.

Que vuelva Hidrogenesse a sus inicios, que vuelvan a la calle en ukelele, que no se escondan detrás de una mampara en blanco y negro.

On/Off Un Dígito Binario Dudoso (2012) Hidrogenesse (Parte I)

Love lettersOn/Off sobre el disco de Hidrogenesse «Un Dígito Binario Dudoso», del que Emilio hacía una breve review en este post. En definitiva, un on como una catedral de grande.

Hidrogenesse es un grupo que siempre me ha gustado. Me va ese rollo entre naïf y absurdo, alrededor de temáticas que dejan entrever que hay algo más allá del juego entre tacones y bigotes (hasta hace poco) pasados de moda.

Desde que anunciaron la edición de Un Dígito Binario Dudoso, esperaba con impaciencia poder escuchar los temas, de los que apenas ofrecían algunos adelantos a través de la ya habitual web dedicada al lanzamiento (en la que puedes seguir el desarrollo de la creación del mismo). Además de por las razones habituales, en esta ocasión Hidrogenesse tocaban uno de mis temas favoritos, el de la conciencia, encarnado esta vez en la pregunta ¿Puede pensar una máquina? enunciada por Turing en uno de sus textos clásicos. A pesar de ser un encargo, que bien podía no haber llegado a buen puerto, se nota que las discusiones con Manolo Martínez no han sido pocas.

«Un Dígito Binario Dudoso» es una suerte de viaje a través de la vida del matemático, con parada y fonda en temas que confunden al propio Turing (voz narrativa en Christopher, Captcha Cha-Cha) con una máquina que es capaz de sentir amor (Love letters, que podéis escuchar en el video, un poco más abajo) y reivindicar la historia de su estirpe (Historia del Mundo Contada por las Máquinas).

Para quien no sitúe muy bien este On/Off en un blog como Nodos Ele, sólo recordaros que uno de los puntos más polémicos de la teoría conectivista enlaza directamente con la problemática a la que tuvo que enfrentarse Turing. Si recordáis los principios básicos del Conectivismo, sostienen que el aprendizaje (no el conocimiento) puede residir en dispositivos no humanos, ampliando de esta forma la idea de conciencia humana más allá del propio cerebro… hacia las máquinas. Conectivismo y música pop: sin duda una nueva alineación de los astros.

En definitiva, uno de los discos imprescindibles de 2012, ejemplo también de modelo de negocio y creación en nuestra maltrecha industria musical. Si no lo has escuchado puedes hacerlo gratis en You Tube y Spotify, o comprarlo directamente en la web de Austrohúngaro.

Hidrogenesse resume el libro de Jon Agar sobre Turing y la máquina universal

Bueno, no se trata propiamente de un resumen del clásico de Agar: Turing and the Universal Machine: The Making of the Modern Computer (1997), porque no hablan ni de la navaja suiza ni de otros elementos troncales del libro.

En realidad, «Historia del mundo contada por las computadoras» es un relato fragmentario del desarrollo de la computación desde los inicios de la revolución industrial hasta hoy.

Hidrogenesse siempre han hablado mucho de digitalidad en sus canciones, pero en esta ocasión lo que han sacado ha sido un disco conceptual, dedicado exclusivamente a pensar estos temas: Un dígito binario dudoso. Recital para Alan Turing (Austrohúngaro AH025).

Divagando sobre zombies, máquinas de escribir y posdigitalismo

No entiendo algunos debates que se dan periódicamente sobre lo analógico y lo digital, sobre la realidad y la virtualidad. El mundo posdigital en el que vivimos consiste en el remixado de ambos contenidos, es decir, implica el fin de las soluciones de transición y el surgimiento de nuevos contextos operativos.

El caso de la música es obvio, quizá por eso ha alcanzado tanta repercusión. Nunca he comprado ni escuchado más música que ahora, pero lo hago en mp3 (dispositivos móviles) o en vinilo (el mercado del single mueve ingentes cantidades de material en sitios como Tradera, el eBay sueco). Lo que no hago es comprar cedés, un soporte «zombie» (permanece artificialmente, aunque es innecesario). Lo mismo me pasa con los libros de papel y los e-books, con el cine, con la prensa, etc. Y con la educación. De ahí el desconcierto que noto a mi alrededor, porque no se entiende que ha cambiado el paradigma.

En Nodos Ele hemos pensado siempre que el posdigitalismo es una cuestión de remixado, y que el conocimiento y la educación no tienen otro camino. Hace más de 3 años hablábamos sobre las ideas de Mancini, y así siempre. Esta semana me han llamado la atención dos cacharros que visualizan en cierto modo este escenario (más allá de la evidente presencia de la «realidad aumentada» en nuestra vida cotidiana): la nueva Leica i9, y esta máquina de escribir, desarrollada a partir de un etsy-diy:

Lo mismo pasa con el conocimiento y la educación. El sistema educativo actual es irreformable porque está muerto, como los cedés. Es tan irreformable que cualquier reforma solo puede empeorarlo, como la llamada Escuela 2.0. La educación posdigital funciona ya al margen del sistema educativo vigente (que me recuerda a la mili obligatoria) tanto en formato mp3 como en formato vinilo (cualquiera de los dos me parecen válidos). La escuela se mantiene de forma «zombie», es decir, sin nada que ver con los motivos por los que una vez tuvo sentido en esta forma… Es ley de vida.

¿La lengua que hablamos conforma la forma en que pensamos?

The Economist ha decidido dedicar su Oxford Debate de diciembre 2010 al tema de la lengua. La proponente en este caso es Lera Boroditsky y su tesis es que «The language we speak shapes how we think» («La lengua que hablamos conforma la forma en que pensamos»):

Exciting empirical advances over the last decade have provided us with scientific answers about how languages shape thinking, from the basics of perception, mathematics, and navigation, to the sex of toasters, eye-witness memory and prejudice.

Me ha llamado especialmente la atención la representación icónica de la muerte en la pintura española (palabra femenina) y en la pintura germánica (palabra masculina).

La contratesis corre a cargo de Mark Liberman, que defiende justo lo contrario:

The amiable idea that language shapes thought has become disconnected, in our popular culture, from any consideration of mere fact; and as a result, nearly every instance of this idea in the mass media is false or seriously misleading.

Como en todo Oxford debate hay un moderador, que resume los puntos fuertes de las partes, y todos nosotros podemos participar con comentarios, votaciones etc.

Personalmente, veo argumentos plausibles en ambas tesis. En todo caso, la página de The Economist es muy completa (y eso que el debate está comenzando) y puede considerarse un magnífico resumen del estado de la cuestión en este momento. Absolutamente recomendable.

On/Off Copiar no es robar

La gente de Question Copyright ha creado su segundo minuto meme con esta tonadilla estilo Barrio Sésamo:

Cuando se habla de este tema, es normal que haya que matizar los puntos de vista. Esta es nuestra opinión individual:

  • David: «En el siglo XXI el valor de una obra (pictórica, musical, literaria…, conocimiento al fin y al cabo) carece de valor como objeto. Eso es ley, como lo es la marea: cuando resulta fácil fabricar un soporte en masa, su precio (su valor económico) baja. ¿Dónde reside entonces el valor de la obra ahora? ¿Qué pasa cuando es fácil que todo el mundo pueda acceder al contenido de una obra determinada sin pasar por caja? ¿Tiene valor lo que está soportado en algo que no cuesta nada fabricar? Es más, ¿tiene valor lo que puedes conseguir gratis sin depender siquiera del soporte?

    Aquí, como en todo, el sujeto juega un papel fundamental: la valía de la obra aparece cuando un sujeto la pone en relación con otros objetos. Un objeto (disco, libro, etc.) cobra valor cuando el individuo es capaz de poner su contenido en relación con otros objetos, en un contexto. Cuantos más nodos es capaz de crear, más valor tiene; sólo en ese sentido habría lugar para una industria del contenido concebido como objeto. Ese es el motivo por el que me compré ayer los dos primeros discos de Spacemen 3, a pesar de que los tengo desde hace años en el iPod. Porque ahora, más que nunca, ocupan un espacio imprescindible en mi red de conocimiento.»

  • Lola: «La cultura, el arte y la educación no son objetos de consumo, sino formas de expresión, maneras de hacer las cosas, de participación y de aprendizaje. Son algo vivo, en lo que debemos participar y si no nos gusta, hacerlo nosotros mismos. En mi opinión, la universalización del acceso a estos recursos nos fortalece y nos hace mejores, como sociedad.

    Los obstáculos que entorpecen el acceso individual a esta riqueza colectiva, como leyes de propiedad intelectual y de patentes abusivas, mediadores innecesarios o mecanismos para la restricción artificial de los usos de un objeto cultural, como el DRM, han de ser reevaluados y en la mayor parte de los casos, suprimidos. Es de la libertad para tocar, copiar, compartir, modificar, remezclar, hackear… de donde nace el aprendizaje y la verdadera innovación.»

  • Emilio: «Estoy de acuerdo totalmente con lo que dice David y en buena parte con lo que dice Lola. El problema es que primero hay que definir qué es copiar y qué es robar. ¿Pagar impuestos es robar? Algunos pensamos que sí. Es el individuo quien debe decidir. O se juega con las cartas sobre la mesa o esto termina siendo un juego de palabras.»
  • On/Off Edgar Morin (Parte 2)

    Mi posición global en la polémica Morin es On. Intento dejarlo claro en este post.

    La primera vez que leí algo de Edgar Morin habían pasado exactamente 20 años de la edición del primer volumen de El Método (publicado en 1977 -no perdamos la perspectiva). Desde entonces no ha dejado de ser una obra de referencia en mi biblioteca. Además, es en parte culpable de que me esté dedicando a lo que me dedico.

    Confesiones al margen, estoy de acuerdo con EQ en muchas de sus conclusiones, pero no puedo resistirme a escribir este On, en pro de una de las figuras que mejor puede ayudar a entender las implicaciones del paradigma complejo aunque, paradójicamente, no siempre haya sabido derivar lo mejor de su esquema inicial. No en vano, hace ya un tiempo que empecé a reivindicar la figura de Morin en el marco de la enseñanza de lenguas, aunque el propio interesado nunca haya tratado el tema de forma explícita.

    Quizá el mayor error que podemos cometer a la hora de enfocar el paradigma complejo, tal como lo expone Morin, es hacer una lectura ideologizada del mismo. Si nuestra mirada es limpia, el análisis de los primeros volúmenes del Método reflejan con maestría, no sólo cómo se articulan el caos y el orden espontáneo, sino de qué manera el paradigma complejo entiende nociones esenciales, como la de información, «lo que a partir de un engrama o signo permite generar o regenerar neguentropía por contacto, en el marco o en el seno de una organización neguentrópica ad hoc«. Esto se traduce en que cualquier información, por ejemplo, una descripción de un sistema lingüístico, ha de entenderse de forma dinámica, inestable, abierta, caótica, que toda organización es fugaz, y que los intentos por asir un modelo explicativo no sólo son inadecuados, sino que además derivarán únicamente en frustración (para el lingüísta, para el profesor y, claro, también para el estudiante de lenguas). A todo el que siga este blog este asunto debería serle familiar

    Precisamente de lo anterior se sigue lo que comentaba EQ sobre el valor que alcanza el concepto de estrategia en su gnoseología… Y sólo por eso Morin debería entrar directamente en el top 10 de lecturas imprescindibles sobre complejidad. El problema, creo, es que al final, tanto EQ como Morin acaban por reducir el paradigma a parámetros ideologizados que derivan, como no podía ser de otro modo, en malentendidos como el del post anterior, o en panfletos como Los siete saberes necesarios para la educación del futuro o «La identidad humana» (parte V del Método)

    On/Off Edgar Morin (Parte 1)

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    Está claro que mi posición global es Off. A ver si alguno de los nodos recoge el guante y me da la réplica, que de eso va el tema.

    Ultimamente al nuevo paradigma educativo en red le están saliendo demasiados padres. Uno de los más «peligrosos» quizá sea Edgar Morin, porque anticipa conceptos atractivos, pero después de pervertirlos filosóficamente anulando lo que en ellos hay de liberadores. Además, sorprende su incapacidad para interpretar nada que sea medianamente trascendente: su miserable interpretación de Pascal -por ejemplo- provoca vergüenza ajena.

    Morin oye campanas pero no sabe de dónde vienen. La idea de que un cierto desorden puede contribuir a una nueva forma de organización la toma de Heinz von Foerster pero rebajando sus implicaciones ontológicas y «desactivándola», por decirlo suave. En realidad, para Morin no existe el caos ni en el orden espontáneo, y apenas tímidamente se atreve a exponer la perogrullada de que la energía desordenada puede contribuir a cierta nueva forma de organización. Es triste constatar lo poco que aprovechó su estancia en los EEUU y cómo el contacto con genios como Henri Atlan no le sirvió de mucho. En cuanto vuelve a Europa se quita la careta y se pone a elaborar un gigantesco «Método» en el que levanta un megalomaníaco monumento al padre de todos los crímenes del siglo XX, el Sr. Jorge Guillermo Federico Hegel, y a despotricar de lo que llama «tecnociencia». Vamos a ver, este señor es un ludita que despotrica de la tecnología, a la que considera incompatible con lo humano. ¿Cómo va ser el precursor de una educación conectada?

    Es verdad que tiene más interés cuando habla del paradigma complejo (aunque en el fondo no es más que una triquiñuela para vendernos una burra con orejeras), o cuando defiende el principio de incertidumbre, es decir, la forma en que pone en valor la competencia estratégica por encima del cualquier concepto programático. Pero, ¿qué credibilidad puede tener al respecto el autor del «Método»? También sorprenden algunos raptos de lucidez, como cuando para ilustrar su idea de la «readaptación permanente» echa mano de una mezcla de información y azar, y pone como ejemplo la victoria de Napoleón en Austerlitz. Ante un ejército superior en número, Napoléon aprovechó la aparición de una niebla imprevista para darle la vuelta y ganar una batalla que tenía perdida. Vale, para jugar al estratego sirve.

    En el fondo, Morin lo que está es más perdido que Fabrizio del Dongo en Waterloo, además de preso de un corsé teleológico que no le deja moverse, y, lo peor, tampoco nos deja movernos a nosotros. Intuye algunas cosas -orden espontáneo, caos, competencia estratégica, etc.- pero no se atreve a sacar las consecuencias lógicas de todo ello.

    Por si esto fuera poco, es autor de un indigesto panfletillo titulado «Siete ideas acerca de la educación», un montón de lugares comunes que a veces recuerda al Downes más demagógico. Reconozco que en cuanto llegué a lo de que la función de la educación es crear un «mundo responsable y solidario» no pude más y lo dejé de lado. Para Marinas de pacotilla, ya los tenemos en casa.

    On/Off PLEs (Parte 2)

    La verdad es que, aunque me enteré del seminario pocas horas antes de que comenzara (y vía twitter -gracias @carlaarena-), esperaba ansioso ver qué se iba a decir sobre el asunto. Y es que visto que lo de los portafolios y e-portfolios no termina de cuajar en las aulas, está claro que hay que buscar alternativas para ver qué se hace. Con este panorama, y el respaldo de la web como repositorio de material, la necesidad de un espacio que nos sirva para hacernos una idea clara de qué y cómo está desarrollándose una persona en un momento determinado está clarísima. Ya nos hablaban de ello Francisco Herrera y Victoria Castrillejo en el último LdeLengua, a raíz de las aplicaciones lifestream. Ahora bien, ¿está tan claro el asunto como lo planteaba Lola ayer? ¿Son realmente útiles los PLE? ¿Cuáles son los principales inconvenientes?

    • Parece claro que un PLE no podrá entenderse NUNCA en el marco de una institución educativa. El constreñimiento al que terminan sometidos los estudiantes terminaría por repercutir en los supuestos PLEs, que acabarían por amoldarse a modelos estandarizados que poco tienen que ver con lo que se supone que es un PLE: algo individualizado, contextualizado, vivo y dinámico.
    • De otro lado, no es menos cierto que los PLE no tienen sentido si se convierten en un requisito para otra cosa… por ejemplo para promocionar de curso. El mismo Scott Wilson reconocía en la sesión que no se puede obligar a nadie a involucrarse en un PLE, ni a profesores ni a alumnos. ¿Cuál es la solución entonces? Pues fácil: si quieres que el PLE se convierta en una herramienta eficaz, forget the school.
    • En esta situación, además, la evaluación pierde todo su sentido. ¿Cómo evaluar un entorno? ¿Cómo evaluar las relaciones de una persona? Lo único que podríamos evaluar, en todo caso, serían los hábitos que desarrollan los habitantes ese entorno lo que, de otro lado, parece un poco arriesgado si no cambiamos lo que tradicionalmente se entiende por evaluar…

    Así que, en resumidas cuentas, casi prefiero que se quede la cosa como está. PLEs off. Mejor un mundo sin PLE institucionalizado que vivir una farsa al compás del decreto ley de turno. Al fin y al cabo, todos tenemos nuestro propio entorno de aprendizaje sin que nadie haya tenido que venir a ponerlo sobre la mesa, ¿no? O eso o que se abandone el modelo de educación basado en escuelas (privadas, públicas, da igual…) ¿O tú piensas otra cosa? ¿Deberían regularse de alguna manera los PLEs? ¿Es posible controlar un PLE?

    On/Off PLEs (Parte 1)

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    En este blog ya hemos hablado del concepto de PLE (Personal Learning Environment) en otras ocasiones. Cada vez que surge el tema, mostramos diferentes opiniones e, incluso, continuamos debatiendo sobre la definición de PLE, y cuáles son (o podrían ser) sus pros y sus contras en la enseñanza.

    El pasado 22 de septiembre, Scott Wilson (CETIS, University of Bolton), uno de los primeros en hablar de PLEs, ofreció un seminario online sobre Personal Learning Environments organizado por Evolve project con Elluminate. David Vidal (que ya ha creado su propio PLE) asistió al seminario (podemos ver cómo levanta la mano en la lista de asistentes) y yo, Lola Torres, vi la grabación. Compartimos algunas ideas, otras no. Así que hemos hecho este on/off sobre el tema:

    ON (Lola)

    • Yo entiendo el PLE como un enfoque, no una aplicación o conjunto de aplicaciones.
    • Para los educadores, supone reconocer un concepto que asume el aprendizaje como algo que ocurre más allá del aula y que la tecnología institucional no puede abarcar todo lo que el aprendiente necesita.
    • En el seminario de Scott Wilson le preguntan por las diferencias entre el PLE y un PE, es decir, por el factor aprendizaje. ¿Para qué incluir este concepto? ¿Para qué necesito un PLE cuando ya tengo Internet? Todos tenemos un PE…y en él se produce aprendizaje. Para mí, se trata de un enfoque que pretende que el individuo sea consciente de su propio aprendizaje (como el enfoque de los e-portfolios, por ejemplo).
    • Cuando en el seminario, David le pregunta a Scott Wilson cómo evaluar los PLEs, la respuesta es «No los evaluaría». El enfoque de los PLEs nos conduce a pensar si debemos evaluar siempre el aprendizaje y también en buscar nuevas formas de hacerlo, que desde luego tengan en cuenta ideas como el aprendizaje informal, autónomo y para toda la vida.

    Desde luego el tema da para hablar y debatir. Y en breve David ofrecerá su visión OFF de los PLEs.