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Encerrados con un solo currículo. Competencias computacionales, conocimiento distribuído y tiro porque me toca

Este mes hemos conocido algunos de los nuevos despropósitos del constructivismo educativo, esa gran estafa intelectual. Por una parte, nos dejan claro que la tabla de multiplicar no importa, que lo que cuenta es el proceso deliberativo en forma de competencia matemática. Así que ya saben, cuando vayan a negociar la hipoteca, 3×4=11; la cosa es convencer al banco:

También sabemos que los maniáticos competenciales del «learning by doing» están por la «competencia sexual» en el aula, una cosa que habrá quien piense que se parece mucho a la «pedofilia», versión cutre de algunas costumbres griegas de la Antigüedad, en una prosa que nada tiene que ver con el brillante estilo del Corydon (1924) de André Gide. Lógica no les falta: educación sexual + aprender haciendo = eso.

En Gran Bretaña siguen dando bandazos, como se deduce de un post reciente de Cristóbal Cobo. Resulta que el currículo TIC ha resultado «pobre, aburrido y básico», algo que ya sabíamos desde el principio. La nueva ocurrencia para sustituirlo es el currículo pos-TIC o computacional (si un currículo caduca antes que un yogur, igual es cosa de hacérselo mirar, en vez volver a parchearlo).

Esto del currículo computacional es lo que llevan haciendo los chinos por su cuenta desde hace tiempo, aunque muchos de ellos a palos y en sótanos insalubres.

Cuando el tiempo corre tan deprisa, lo necesario es buscar lo intemporal. Crear programadores en creación de apps, sin saber si existirán las apps cuando acaben los estudios, y con millones de asiáticos más preparados y con más «learning by doing» (a la fuerza ahorcan) no lleva a ningún sitio, aunque algunos pedagogos podrán pagar la hipoteca sin saber la tabla de multiplicar. Necesitamos currículos abiertos que duren cien años, no currículos claustrofóbicos que duren seis meses. Es posible que haya buenas intenciones en todo esto, pero el enfoque es el de siempre: constructivismo rancio, es decir, la versión ikea del «hombre nuevo» en forma de «capital humano».

El aprendizaje (el conocimiento, porque estamos hablando de eso) tiene lugar fuera de esos campanarios. Esto lo vio perfectamente George Siemens, al que hemos seguido, traducido y difundido en este blog desde el principio, contra viento y marea, más solos que la una. Hace poco estuvo Siemens en una universidad australiana y nos dejó otro análisis certero de la intrínseca cualidad distribuída y conectada del conocimiento y el aprendizaje.

Quien quiera ver la charla de Siemens, que aproveche, haciendo clic en esta imagen:

siemens

Posdigitalismo y diseño educativo. El caso del Instituto Cervantes

He seguido con mucho interés las II Jornadas Futuro en español, que han tenido lugar esta semana en Logroño.

Especialmente interesante fue la mesa redonda sobre «Influencia de las TIC en la educación en español», en la que Hugo Pardo Kuklinski dijo cosas muy sensatas, entre las que me gustaría destacar estas palabras:

Los desafíos educativos se basan en cambios de diseño.

En un escenario de crisis (es decir, de cambio hacia algo que no ha existido antes), las organizaciones educativas sólo pueden conectar con la realidad de los tiempos si introducen de forma decidida cambios de diseño. De estos temas, por cierto, estaremos discutiendo en la Outliers School a partir del próximo fin de semana.

Esto me lleva a llamar la atención sobre un hecho cada vez más claro: la falta de adecuación del Instituto Cervantes a los patrones emergentes de diseño educativo/organizativo, es decir, a los patrones que están configurando la realidad que vivimos.

El Instituto Cervantes es una de las pocas instituciones que lo tiene todo para dar ejemplo en los nuevos tiempos. Su diseño latente se corresponde con el de «connected organization», que Dave Gray -por poner un ejemplo- desarrolla de forma muy didáctica en este vídeo, que resume su reciente libro The Connected Company (O´Reilly, 2012):

El diseño es importante, porque en la era posdigital en la que vivimos, las herramientas han perdido importancia. Debemos encontrar soluciones basadas en el prototipeado, considerando ecosistemas, ecologías, y todo tipo de cambios de representaciones conectivas.

Es una pena que un organismo como el Instituto Cervantes pase dificultades, porque lo tiene todo para ser un modelo de lo que significa el trabajo en red en entornos complejos, de forma sinérgica, distribuida y conectada. La base del problema radica, en mi opinión, en su estructura jerárquica, escasamente sinérgica, en la que prevalece la división del trabajo en compartimentos estancos.

El mascarón de proa de la enseñanza del español en el mundo, debe aprovechar su ventaja «holárquica» de origen. Recuerdo una excelente intervención de Julia Piera -que era entonces la Directora del centro de Dublín– en la Reunión de Directores del Instituto Cervantes en 2009, que iba en esta misma dirección: «El Instituto Cervantes. Una red de redes. De los logros a los retos».

Puesto que la ponencia de Julia Piera creo que no está en la red, aprovecho para recomendar la lectura de este artículo de Karim J. Gherab Martín, que acaba de publicar Nueva Revista: «La innovación tecnológica. ¿Cómo cambian las conductas?». Es un punto de vista que abunda en la misma línea.

Todos los indicadores dicen que es el momento de un cambio. Bien, hagámoslo. Con tranquilidad, pero con el apremio de lo necesario.

Automate This (2012), de Christopher Steiner. Morozov entre la tiranía de los algoritmos y la libertad de elegir

Morozov strikes again. Como es sabido, tengo debilidad por la posición escéptica sobre el posdigitalismo del bielorruso Evgeny Morozov.

He escrito bastante sobre su obra, y pienso seguir haciéndolo, ya que me parece una de las mentes más lúcidas que existen hoy en día sobre estos temas.

Hace una semana publicó una reseña en el WSJ sobre el libro de moda: Automate This: How Algorithms Came to Rule Our World, de Christopher Steiner (Portfolio, 2012), una obra muy entretenida que hace un recorrido por la evolución de los algoritmos, desde la Antigüedad (aparecen en Mesopotamia 2.500 años antes de Cristo, para racionalizar la distribución del grano) hasta un presente en el que ejercen, según el autor, una absoluta tiranía sobre nuestras vidas diarias.

Los algoritmos no sólo están en la base de todas las redes sociales, sino que pueden componer mejores canciones que los Beatles, o saben cuánto durará una relación sentimental. En definitiva, dice Steiner: los algoritmos dirigen el mundo.

Ante este panorama, uno se experaría un texto apocalíptico de Morozov, en plan: «lo véis, ya os lo había dicho, nos controlan con las apps digitales, somos súbditos de Silicon Valley y del brazo incorrupto de Steve Jobs… Arrepentíos, pecadores…».

Pero no. Ahora que nos habíamos acostumbrado a su brillante argumentación a la contra, nos sale con un moderado pero firme canto a la libertad de elegir, que recomiendo leer tranquilamente (es corto):

The real question isn’t whether to live with algorithms—the Sumerians got that much right—but how to live with them. As Vonnegut understood over a half-century ago, an uncritical embrace of automation, for all the efficiency that it offers, is just a prelude to dystopia.

Los algoritmos han estado siempre con nosotros. No otra cosa es el «mínimo común denominador», que no me parece que sea sospechoso de querer implantar una dictadura planetaria. Se trata, por tanto, de elegir qué hacer (se puede, oiga): enseñar o esconder, hablar o callar, enfrentarse o convivir.

Xavi, David Silva o el valor de la conectividad (pequeña reivindicación del líbero)

Mathias Dharmawirya ha publicado en Scientometrics, Knowledge Management, and Social Network Analysis una entrada en la que basándose en la definición ORA de autoridad en un sistema de nodos distribuídos, ha llegado a la conclusión de que en la selección española «Xavi is authority central because he received passes from other players who passes the balls a lot (i.e. played the distributor role in the team)».

Xavi ha pasado el balón 464 veces, con un nivel de «accuracy» del 80%, pero apenas lo ha hecho con David Silva. Este hecho ha sido el que ha motivado que David Silva sólo jugara el primer partido contra Suiza, al quedar fuera de la red de conexiones fuertes, a pesar de su talento. De este hecho, concluye:

Talent alone may not guarantee a place in an organization, one should make sure he/she can mesh together with other team member (especially with the influential people in the organization.)

Me parece un post inteligente y complejo, que puede ser aplicado a nuestro trabajo como profesores y como gestores (de contenido y de muchas más cosas…). Sin embargo, hay algo que me rechina en esta exaltación de Xavi como «facilitador». De hecho, diría que somos muchos los aficionados al fútbol que echamos de menos la figura del líbero, desaparecida desde los tiempos de Beckenbauer, Figueroa o Baresi (el último de los grandes).

En un once titular el líbero es un jugador «libre» de obligaciones de marca y que no está sujeto a una zona que deba cubrir. Su valor reside en su libertad, su polivalencia y su talento (un líbero la pone literalmente donde quiere). Un buen líbero es capaz de crear el caos y desequilibrar un partido a favor de su equipo.

No sé a ustedes, pero el post de Dharmawirya me sugiere una enorme cantidad de reflexiones sobre conceptos como conectividad, autoridad, libertad, talento, educación etc.

Hacking the Academy

Can an algorithm edit a journal? Can a library exist without books? Can students build and manage their own learning management platforms? Can a conference be held without a program? Can Twitter replace a scholarly society? (…)

In keeping with the spirit of hacking, the book will itself be an exercise in reimagining the edited volume.

Any blog post, video response, or other media created for the volume and tweeted (or tagged) with the hashtag #hackacad will be aggregated at hackingtheacademy.org (submissions should use a secondary tag — #class #society #conf #journal #book #tenure #cv #dept #edtech #library — to designate chapters).

The best pieces will go into the published volume. The volume will also include responses such as blog comments and tweets to individual pieces. If you’ve already written something that you would like included, that’s fine too, just be sure to tweet or tag it (or email us the link to where it’s posted).

Así se presenta el proyecto llevado a cabo por Tom Scheinfeldt y Dan Cohen (he querido resaltar algunas ideas) mediante el cual se propusieron escribir y publicar un libro colaborativo sobre «hackear las instituciones académicas» y reconstruir la educación, y lo han conseguido en una semana.

Los capítulos del libro, que han estado abiertos a colaboraciones del 21 al 28 de mayo, son los siguientes:

En NodosELE llevamos ya tiempo tratando muchos de estos temas y este trabajo nos ha llamado la atención principalmente por cómo ha sido elaborado y editado colaborativamente, dando importancia a los medios de comunicación que utilizamos.

Este es uno de los caminos por los que apostamos.

Manuel Lima. El lenguaje de las redes complejas

El cerebro es una red de células nerviosas conectadas por los axones, las células y los mismos son redes de moléculas conectadas por reacciones bioquímicas. Las sociedades son redes de personas vinculadas por lazos de amistad y profesional. A gran escala, las redes alimentarias y los ecosistemas pueden ser representadas como redes de especies. Dominan la tecnología y las redes: Internet, redes eléctricas y sistemas de transporte no son mas que algunos ejemplos.

(Manuel LimaPresentación y propuesta de investigación en blogviz [pdf], 2005)

Ya hemos hablado anteriormente sobre la Teoría de la Complejidad y su relación con la enseñanza de lenguas. Según esta teoría, no hay nada estático en el lenguaje. En una entrada anterior comentábamos las características del lenguaje según este enfoque y nos preguntábamos también si estábamos preparados para reflexionar sobre el lenguaje y la enseñanza de segundas lenguas desde esta perspectiva.

Ahora, vía Fernando Santamaría, nos llega esta cita y este vídeo de Manuel Lima, diseñador de interacción, arquitecto de información e investigador de diseño y autor de Visual Complesity, sobre la sintaxis de un nuevo lenguaje de redes complejas.

Como dice Fernando Santamaría, «los educadores de un futuro no lejano deben tener conocimientos de arquitectura de la información y el diseño de espacios interactivos por eso el interés de la preclara visión de M. Lima en esto»:


Manuel Lima | Visual Complexity from digup.tv on Vimeo.

Sistemas complejos, aprendizaje de lenguas. What if…

ppYa hemos hecho referencia en este blog a Complex Systems and Applied Linguistics, obra de Diane Larsen-Freeman and Lynne Cameron (2008), así como a otras lecturas sobre sistemas complejos y enseñanza de segundas lenguas.

La teoría de la complejidad trata del estudio de sistemas complejos, dinámicos, no lineares, auto-organizados, abiertos, emergentes, caóticos y adaptativos. Normalmente se ha aplicado esta teoría en disciplinas como las matemáticas o la física. Desde un enfoque de sistemas complejos no hay nada estático en el lenguaje.

Pero, ¿estamos preparados para reflexionar sobre el lenguaje y la enseñanza de segundas lenguas desde esta perspectiva? En Complex Systems and Applied Linguistics se pretende entender desde un enfoque complejo el lenguaje y su evolución, el desarrollo (dejemos de utilizar el concepto de «adquisición») de primeras y segundas lenguas, el discurso, la clase de lengua y todo lo que ocurre en ella.

Éstas son algunas de las características que Larsen-Freeman y Cameron comentan:

  • Un sistema complejo está compuesto por diferentes elementos, conectados y que interactúan de varias maneras diferentes, cambiantes. Además, el conjunto es más que la suma de las partes.
  • Son sistemas dinámicos, todo cambia constantemente.
  • Las interacciones entre los elementos no son lineales ni tienen por qué responder a una relación causa-efecto.
  • Son sistemas abiertos a influencias de elementos externos a ese sistema.
  • El comportamiento de estos sistemas es difícilmente predecible (son sistemas caóticos, con un orden de características impredecible).
  • Son sistemas adaptativos: un cambio en un elemento afecta al conjunto que se adapta a este cambio.
  • Son sistemas sensibles a las condiciones iniciales.

Rescato del libro algunas de las preguntas sobre la adopción de una teoría de sistemas complejos que me han parecido más importantes.

What if…

  • What if applied linguistics should be seeking to explain how language learners increase their participation in a second language community rather than, or in addition to, how they acquire the language community (Stard 1998)?
  • What if we truly understad that teaching does not cause learning? At best, there is a non-linear relationship between the two?
  • What if language learning tasks are not viewed as static «frames», but rather more variably, evolving through use by individuals? Furthermore, what if tasks are seen, not as providing input, which then migrates piecemeal to inside the learner’s head, but instead as providing affordances (van Lier 2000)?

On/Off Edgar Morin (Parte 2)

Mi posición global en la polémica Morin es On. Intento dejarlo claro en este post.

La primera vez que leí algo de Edgar Morin habían pasado exactamente 20 años de la edición del primer volumen de El Método (publicado en 1977 -no perdamos la perspectiva). Desde entonces no ha dejado de ser una obra de referencia en mi biblioteca. Además, es en parte culpable de que me esté dedicando a lo que me dedico.

Confesiones al margen, estoy de acuerdo con EQ en muchas de sus conclusiones, pero no puedo resistirme a escribir este On, en pro de una de las figuras que mejor puede ayudar a entender las implicaciones del paradigma complejo aunque, paradójicamente, no siempre haya sabido derivar lo mejor de su esquema inicial. No en vano, hace ya un tiempo que empecé a reivindicar la figura de Morin en el marco de la enseñanza de lenguas, aunque el propio interesado nunca haya tratado el tema de forma explícita.

Quizá el mayor error que podemos cometer a la hora de enfocar el paradigma complejo, tal como lo expone Morin, es hacer una lectura ideologizada del mismo. Si nuestra mirada es limpia, el análisis de los primeros volúmenes del Método reflejan con maestría, no sólo cómo se articulan el caos y el orden espontáneo, sino de qué manera el paradigma complejo entiende nociones esenciales, como la de información, «lo que a partir de un engrama o signo permite generar o regenerar neguentropía por contacto, en el marco o en el seno de una organización neguentrópica ad hoc«. Esto se traduce en que cualquier información, por ejemplo, una descripción de un sistema lingüístico, ha de entenderse de forma dinámica, inestable, abierta, caótica, que toda organización es fugaz, y que los intentos por asir un modelo explicativo no sólo son inadecuados, sino que además derivarán únicamente en frustración (para el lingüísta, para el profesor y, claro, también para el estudiante de lenguas). A todo el que siga este blog este asunto debería serle familiar

Precisamente de lo anterior se sigue lo que comentaba EQ sobre el valor que alcanza el concepto de estrategia en su gnoseología… Y sólo por eso Morin debería entrar directamente en el top 10 de lecturas imprescindibles sobre complejidad. El problema, creo, es que al final, tanto EQ como Morin acaban por reducir el paradigma a parámetros ideologizados que derivan, como no podía ser de otro modo, en malentendidos como el del post anterior, o en panfletos como Los siete saberes necesarios para la educación del futuro o «La identidad humana» (parte V del Método)

On/Off Edgar Morin (Parte 1)

Edgar_Morin

Está claro que mi posición global es Off. A ver si alguno de los nodos recoge el guante y me da la réplica, que de eso va el tema.

Ultimamente al nuevo paradigma educativo en red le están saliendo demasiados padres. Uno de los más «peligrosos» quizá sea Edgar Morin, porque anticipa conceptos atractivos, pero después de pervertirlos filosóficamente anulando lo que en ellos hay de liberadores. Además, sorprende su incapacidad para interpretar nada que sea medianamente trascendente: su miserable interpretación de Pascal -por ejemplo- provoca vergüenza ajena.

Morin oye campanas pero no sabe de dónde vienen. La idea de que un cierto desorden puede contribuir a una nueva forma de organización la toma de Heinz von Foerster pero rebajando sus implicaciones ontológicas y «desactivándola», por decirlo suave. En realidad, para Morin no existe el caos ni en el orden espontáneo, y apenas tímidamente se atreve a exponer la perogrullada de que la energía desordenada puede contribuir a cierta nueva forma de organización. Es triste constatar lo poco que aprovechó su estancia en los EEUU y cómo el contacto con genios como Henri Atlan no le sirvió de mucho. En cuanto vuelve a Europa se quita la careta y se pone a elaborar un gigantesco «Método» en el que levanta un megalomaníaco monumento al padre de todos los crímenes del siglo XX, el Sr. Jorge Guillermo Federico Hegel, y a despotricar de lo que llama «tecnociencia». Vamos a ver, este señor es un ludita que despotrica de la tecnología, a la que considera incompatible con lo humano. ¿Cómo va ser el precursor de una educación conectada?

Es verdad que tiene más interés cuando habla del paradigma complejo (aunque en el fondo no es más que una triquiñuela para vendernos una burra con orejeras), o cuando defiende el principio de incertidumbre, es decir, la forma en que pone en valor la competencia estratégica por encima del cualquier concepto programático. Pero, ¿qué credibilidad puede tener al respecto el autor del «Método»? También sorprenden algunos raptos de lucidez, como cuando para ilustrar su idea de la «readaptación permanente» echa mano de una mezcla de información y azar, y pone como ejemplo la victoria de Napoleón en Austerlitz. Ante un ejército superior en número, Napoléon aprovechó la aparición de una niebla imprevista para darle la vuelta y ganar una batalla que tenía perdida. Vale, para jugar al estratego sirve.

En el fondo, Morin lo que está es más perdido que Fabrizio del Dongo en Waterloo, además de preso de un corsé teleológico que no le deja moverse, y, lo peor, tampoco nos deja movernos a nosotros. Intuye algunas cosas -orden espontáneo, caos, competencia estratégica, etc.- pero no se atreve a sacar las consecuencias lógicas de todo ello.

Por si esto fuera poco, es autor de un indigesto panfletillo titulado «Siete ideas acerca de la educación», un montón de lugares comunes que a veces recuerda al Downes más demagógico. Reconozco que en cuanto llegué a lo de que la función de la educación es crear un «mundo responsable y solidario» no pude más y lo dejé de lado. Para Marinas de pacotilla, ya los tenemos en casa.

¿Todo vale en las clases de ELE? Complejidad en el CCK08

Será que uno es todavía joven y algo de rebeldía le queda, pero la verdad es que hay cosas a las que no les veo ningún sentido, por más vueltas que le doy.

Lo último ha sido en el CCK08, a raíz uno de los textos más inspiradores que he leído desde hace un tiempo, por lo meridiano y lo certero. Sin duda una de las recomendaciones básicas para cualquiera que quiera meterse en el asunto del paradigma complejo en el aula de ELE.

El artículo es de Bill Harshbarger, se titula Chaos, complexity and Language Learning, y es un buen resumen de lo que supone aplicar los principios de los sistemas complejos (hemos hablado antes de ello, aquí por ejemplo) a la enseñanza de lenguas extranjeras.

La tesis que sostiene el artículo viene a resumirse en que no es posible una metodología de la complejidad si tanto los agentes como el objeto que estamos enseñando son considerados de manera lineal. O dicho que otro modo, enseñar español como lengua extranjera bajo principios conectivistas es imposible si partimos de una consideración simplista de nuestros estudiantes (como meros receptores de conocimiento) y de la lengua (como mero sistema gramatical-funcional). El problema es que, pese a los intentos constructivistas, esta es la consideración que subyace todavía en la mayoría de las clases de ELE.

Harshbarger dice que debemos ser optimistas, y que estamos en el camino hacia ese cambio que supondría una comprensión del aula mucho más adecuada. Sin ir más lejos, muchas ideas (creencias, habilidades, construcción del conocimiento,…) están ya integradas en nuestros planes de estudios, gracias a la influencia del constructivismo educativo, y eso debería facilitar el cambio hacia el nuevo paradigma complejo/conectivo.

Pero no, yo creo que no, que me quedo en el bando de los pesimistas, con los que creen que aún queda mucho por hacer, y que esto en realidad está fatal y se vende cualquier churra a precio de merina… Hasta hay quien sigue hablando de pruebas en evaluación

Para muestra un botón sacado del mismo artículo:

None of the elements in the complex model presented here is in itself inimical to any particular technique, method or approach to language teaching (…). This is in some degree in line with the emerging notion of local pedagogy. In fact, a complex systems theory perspective on language learning supports all methods and approaches as potentially beneficial depending on context and how flexibly they are used.

Esta afirmación me parece ligera y escandalosa, porque deja la puerta abierta a prácticas que deberían haberse erradicado de las aulas hace años, por ineficaces, absurdas e incluso contraproducentes. Porque es relativista, y promueve que los profesores se queden estancados, escudándose en las ideas de antaño, simplemente actualizadas con un barniz tecnológico. En otras palabras, porque es transigente con la Educative Innovéision (aunque, por otra parte, nos ofrece nuevas posibilidades y candidatos para el Leonardo Dantés Innovéision Award).

Actualización: Acabo de recordar que Lola Torres nos propuso hace poco, vía Twitter (esa cosa absurda que no sirve para nada, ¿no?) una lectura muy relacionada con el tema.