Será que uno es todavía joven y algo de rebeldía le queda, pero la verdad es que hay cosas a las que no les veo ningún sentido, por más vueltas que le doy.
Lo último ha sido en el CCK08, a raíz uno de los textos más inspiradores que he leído desde hace un tiempo, por lo meridiano y lo certero. Sin duda una de las recomendaciones básicas para cualquiera que quiera meterse en el asunto del paradigma complejo en el aula de ELE.
El artículo es de Bill Harshbarger, se titula Chaos, complexity and Language Learning, y es un buen resumen de lo que supone aplicar los principios de los sistemas complejos (hemos hablado antes de ello, aquí por ejemplo) a la enseñanza de lenguas extranjeras.
La tesis que sostiene el artículo viene a resumirse en que no es posible una metodología de la complejidad si tanto los agentes como el objeto que estamos enseñando son considerados de manera lineal. O dicho que otro modo, enseñar español como lengua extranjera bajo principios conectivistas es imposible si partimos de una consideración simplista de nuestros estudiantes (como meros receptores de conocimiento) y de la lengua (como mero sistema gramatical-funcional). El problema es que, pese a los intentos constructivistas, esta es la consideración que subyace todavía en la mayoría de las clases de ELE.
Harshbarger dice que debemos ser optimistas, y que estamos en el camino hacia ese cambio que supondría una comprensión del aula mucho más adecuada. Sin ir más lejos, muchas ideas (creencias, habilidades, construcción del conocimiento,…) están ya integradas en nuestros planes de estudios, gracias a la influencia del constructivismo educativo, y eso debería facilitar el cambio hacia el nuevo paradigma complejo/conectivo.
Pero no, yo creo que no, que me quedo en el bando de los pesimistas, con los que creen que aún queda mucho por hacer, y que esto en realidad está fatal y se vende cualquier churra a precio de merina… Hasta hay quien sigue hablando de pruebas en evaluación…
Para muestra un botón sacado del mismo artículo:
None of the elements in the complex model presented here is in itself inimical to any particular technique, method or approach to language teaching (…). This is in some degree in line with the emerging notion of local pedagogy. In fact, a complex systems theory perspective on language learning supports all methods and approaches as potentially beneficial depending on context and how flexibly they are used.
Esta afirmación me parece ligera y escandalosa, porque deja la puerta abierta a prácticas que deberían haberse erradicado de las aulas hace años, por ineficaces, absurdas e incluso contraproducentes. Porque es relativista, y promueve que los profesores se queden estancados, escudándose en las ideas de antaño, simplemente actualizadas con un barniz tecnológico. En otras palabras, porque es transigente con la Educative Innovéision (aunque, por otra parte, nos ofrece nuevas posibilidades y candidatos para el Leonardo Dantés Innovéision Award).
Actualización: Acabo de recordar que Lola Torres nos propuso hace poco, vía Twitter (esa cosa absurda que no sirve para nada, ¿no?) una lectura muy relacionada con el tema.
El buenrollismo hace estragos. Propongo una vuelta a Ionesco. En vez de tanto taller absurdo malgré soi, te propongo que representemos algunos pasajes de Rinoceronte, por ejemplo. Ante un público de rinocerontes, obviamente. ¿Vamos repartiendo papeles? Como es lógico, me pido ser Berenguer. Tú puedes ser El Lógico, y Lola estaría muy bien de Juan. El resto a elegir.
El Lógico (al Anciano Caballero).- !He aquí, pues, un silogismo ejemplar! El gato tiene cuatro patas. Isidoro y Fricot tienen cada uno cuatro patas. Ergo, Isidoro y Fricot son gatos.
El Anciano Caballero (al Lógico).- Mi perro también tiene cuatro patas.
El Lógico (al Caballero).- Entonces, es un gato.
Berenguer (a Juan).- Yo apenas tengo fuerza para vivir. Acaso ya no tengo deseos de seguir viviendo.
El Anciano Caballero (al Lógico, después de haber reflexionado largamente).- Así, pues, lógicamente, mi perro sería un gato.
El Lógico (al Caballero).- Lógicamente, sí. Pero lo contrario también es verdad.
Berenguer.- La soledad me pesa. La sociedad también.
Juan (a Berenguer).- Se contradice. ¿Qué es lo que le pesa, la soledad o la multitud? Se tiene por un pensador y no tiene lógica ninguna.
El Anciano Caballero (al Lógico).- Es hermosa la lógica.
El Lógico (al Caballero).- A condición de no abusar de ella.
Berenguer (a Juan).- Vivir es una cosa anormal.
Juan.- Al contrario. No hay nada más natural. La prueba: todo el mundo vive.
Berenguer.- Los muertos son más numerosos que los vivos. Su número aumenta. Los vivos son raros.
Juan.- Los muertos no existen, ésa es la verdad. ¡Ja, ja, ja! (Se ríe a carcajadas.) ¿También ellos le pesan? ¿Cómo pueden pesar las cosas que no existen?
Berenguer.- ¡Me pregunto si yo mismo existo!
Juan (a Berenguer).- ¡No existe, amigo, porque no piensa! Piense, y será.
El Lógico (al Anciano Caballero).- Otro silogismo: todos los gatos son mortales. Sócrates es mortal. Ergo, Sócrates es un gato.
El Caballero Anciano.- Y tiene cuatro patas. Es verdad. Yo tengo un gato que se llama Sócrates.
Además, fíjate que el gato del Caballero Anciano se llama Sócrates, como el que aparece en Gente que lee.
En cuanto a lo de «paradigma complejo» ya ajustaremos cuentas tú y yo en un On/Off sobre Edgar Morin.
El artículo me ha gustado mucho y me ha dejado con ganas de más. A ver si llega pronto el de Complex Systems and Applied Linguistics y lo vamos comentando.
Sí, el final es demasiado general (?) teniendo en cuenta el resto del artículo.
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He estado leyendo el artículo de Nasrin Hadidi Tamijd que sugirió Emilio Quintana y he hecho una búsqueda elemental por los hombros de los gigantes. He encontrado varias cosas que intentaré leer con calma. A ver si saco algo en claro. Cuando hayan leído el libro de Complex systems… podrían comentar lo más interesante.