En Granada reflexionan sobre la libertad, la subjetividad y el malestar de la evaluación

No es la primera vez que recomiendo seguir las actividades del grupo de lacanianos de Granada. Creo que es una gente que piensa con rigor sobre la educación y su «malestar», y que aporta reflexiones muy inteligentes y útiles.

Este curso académico se reúnen en jueves alternos a las 20:00 en los locales de la c/ Pedro Antonio de Alarcón, 91, dentro de una programación encuadrada en la UNIA arteypensamiento: «El malestar contemporáneo». Han empezado en noviembre y seguirán hasta junio 2011.

De la presentación del «cursus», destaco:

Un hecho que está ocurriendo y que se deja ver en las actuales prácticas sociales, educativas, laborales y sanitarias: los modos de sufrimiento, los síntomas, son el objeto de intervención de una alianza de saberes universitarios y poderes administrativos que apuntan a extender su imperio sobre la intimidad y sobre esa relación específica con la verdad y con el dolor de la verdad que es lo propio del sujeto que habla.

El ser humano aparece así como algo calculable, objeto exacto de medida, alma y cuerpo a la vez, reducida toda la aventura del pensamiento y de la subjetividad a una maquinaria con circuitos purgados de nuestra cuota de sombra, opacidad y sinsentido.

Basándose en un trato supuestamente igualitario, apareciendo como un signo de progreso, se promueve la anulación de las diferencias entre los seres humanos y se emprende una homogeneización que atenta contra lo que el ser humano tiene de más particular y singular.

Si estuviera en Granada, no me perdería ni una de sus sesiones, pero especialmente las que más nos atañen, como, por ejemplo, la de José Ordóñez: La impostura de la evaluación (24 de marzo 2011) o la de Josefa Estepa: El malestar de los docentes (7 de abril 2011).

3 comentarios en “En Granada reflexionan sobre la libertad, la subjetividad y el malestar de la evaluación

  1. Vanessa Ruiz

    Qué interesante, Emilio. Está claro que a mayor semejanza menos identidad. A ninguno de los que persigue la igualdad le gustaría encontrarse con su doble.

    Pensaba en la forma en que expresamos ese malestar, el lenguaje que utilizamos, hacia nosotros y hacia otros, ¿puede ser que utilicemos las mismas palabras? Del tipo, en la escuela, por ejemplo, «tiene carencias afectivas», «su familia está desestructurada, y por eso tiene desórdenes afectivos». Si pensamos, seguro que salen más.

    Una amiga me hacía notar el otro día con qué frecuencia se escucha «tengo angustia vital», «tengo ataques de pánico», etc. Lo que quiero decir es que parece que todos expresemos nuestro malestar de la misma forma, indistinguible.

    Qué bien que se reúnan a hablar de esto con la gente.

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  2. Emilio Quintana

    Lo que cuentas supera mis conocimientos sobre el tema. En todo caso, conozco a esta gente de Granada (mi ciudad) y son muy buenos.

    A mí el psicoanálisis me parece una forma de literatura fantástica, pero los lacanianos suelen pensar con mucha inteligencia sobre el malestar y las formas de liberar ese malestar. Pero, ya te digo, soy bastante lego en la materia. Eso sí, si estuviera en Granada, iría todos los jueves a sus reuniones.

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  3. Vanessa Ruiz

    Pensaba simplemente en cómo expresamos lo que nos afecta en forma de diagnóstico, como una manera de simplificar lo que sentimos, que empieza por el lenguaje.

    Se me vino a la cabeza el contexto escolar, que conozco indirectamente, en el que los profesores y los pedagogos diagnostican un sinfín de trastornos a los críos para explicar el «fracaso escolar», «la desmotivación», etc. Quizás me precipito, pero meter en una misma categoría de estudiante, los del «síndrome de hiperactividad o déficit de atención» por ejemplo, a un grupo de chavales me parece una salvajada, más cuando la que está verdaderamente enferma es la escuela, y cuando a ellos, que tienen mucho que decir, no se les deja expresar nada. Este tipo de cosas son las que, como comentan los granadinos, son «objeto de intervención de una alianza de saberes universitarios (…)».

    A mí también me sobrepasa el tema del psicoanálisis, pero estos lacanianos se hacen entender. Me encantaría asistir, escuchar y participar en esas charlas.

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