Hubo un tiempo en el que todo era más fácil: o te interesaba la tecnología, y hacías todo lo posible para buscarle aplicaciones didácticas a tu trabajo como enseñante, o no entraba dentro de tus planes, y podías vivir sin remordimientos ni anatemas. Por desgracia, en los últimos años toda la cuestión se ha embrollado de una forma irritante, porque, como a menudo ocurre, hemos empezado a construir la casa por la ventana. Ahora es habitual que los programas educativos exijan (sí, exijan) que cada área tenga su barniz digital sea o no pertinente y casi siempre traído por los pelos. Está mal visto ser tecnofóbico, pero lo que hemos creado es una generación de profesores que cuenta con unos medios tecnológicos impresionantes y nadie les ha dicho qué pueden hacer con ellos.
La cuestión es que la tecnología en sí ni añade ni quita valor a un plan curricular o a una secuenciación didáctica, si no se parte antes de una reflexión y de una adaptación de principios pedagógicos, que ni siquiera son ya novedosos, pero que no aparecen en nuestras clases ni por asomo.
La pregunta es ¿para qué queremos más ordenadores si los vamos a emplear en actividades de drill and kill? ¿qué aporta la Wikipedia si nos limitamos a buscar un dato, como haríamos con la Larousse, y no participamos en su empresa colectiva? A lo mejor resulta que no hacen falta tantas subvenciones para equipamiento o proyectos faraónicos y deberíamos canalizar todo ese esfuerzo y esa inversión en ponernos al día como enseñantes y no como desarrolladores web o algo similar. Es más importante que un profesor sepa lo que es un portafolio que lo que es un blog, porque sin el primero, nunca podrá llevar el segundo al aula. Y de eso se trata ¿no?
Es cierto, deberíamos que dedicarnos más a la fundamentación pedagógica de las herramientas técnicas y menos al estudio de las herramientas en sí. Este vídeo es muy claro al respecto…
Lo que me interesa de los usos tecnológicos es todo aquello que me permite aplicar mis principios pedagógicos. Llevar una ppt o tener una pizarra digital me es indiferente, no me aporta nada.
Pues eso mismo vengo yo exhibiendo en nuestro blog colectivo desde hace tiempo.
No obstante es bueno estar al día de la snovedades tecnológicas.
En cantidad de ocasiones ellas me han permitido desarrollar con más facilidad una metodología cercana al alumnado y posibilitadora de aprendizajes más agradables.
Salud
Nunca me había interesado la tecnología aplicada a la educación porque no sentía que era el punto medular que nos permitiría transformar la sociedad. Y con esto me refiero a la desigualdad e injusticia social que se viven en la mayoría de los países, recordemos que esta Europa es sólo una elite. Lo que se está dando con todo este desarrollo de la web 2.0, del que tú eres parte, es mucho más que tecnología. Es tirar fronteras, es difundir el conocimiento, es apropiarse del poder, invertir los actores, llegar a los que no se llegaba, es que tú y yo estemos discutiendo, es construir bajo otras reglas. Y esto es lo que me apasiona y por lo que sigo este blog y otros. Generalmente no comento nada, pero ahora no me pude callar porque siento que no estás viendo lo sustancial. Qué me importa si un profe sabe mejor qué es un blog que un portfolio, quizá el blog es el portfolio, pues a este le encontró el sentido. Yo no creo que empezaron a construir la casa por la ventana, lo que pienso es que se está construyendo desde otras premisas. Los principios pedagógicos ya están muy gastados, con toda su omnipotencia y deber ser han ido y han venido, con las mejores intenciones, y no han logrado transformar muy poco. La educación ha dado al que ha tenido. Ahora nos toca oír a la sociedad, aprovechar lo que están construyendo nuestros estudiantes, los profes como tú ( que uso tus podcast sin conocerte, sin pedirte permiso y sin darte ni las gracias, cuando me hubiera imaginado esto). Si para muchos esto es puro snobismo, no importa pues habemos muchos otros que lo aprovechamos. Ya sólo concluyo con una frase de uno de mis pedagogos favoritos: “Qué pedagogos éramos cuando no nos preocupábamos por la pedagogía!”.
Angélica A.
Hola, Francisco. Me ha gustado este post porque siempre viene bien poner encima de la mesa algunas obviedades. Este sábado hemos estado David y yo en Bruselas intentando explicar esto mismo de la mejor manera que hemos podido.
En todo caso, pienso que estamos llegando a un punto de lo más interesante -al menos en algunos sitios. Frente a la web 2.0 yo diría que estamos a las puertas de una convivencia entre web 0.0 y web 3.0, es decir, entre la educación presencial e informal y la tecnología ubicua, entre el lápiz de grafito y el digg en la camiseta. Creo que la web va por ese camino y esto va a tener (está teniendo ya) implicaciones pedagógicas muy importantes.
En cuanto a nuestra profesión, creo que las perspectivas no son muy buenas, en ninguna de sus tres patas: alumnos, profesores e instituciones. Los más indolentes, por desgracia, seguirán instalados en la web 1.0 (por los motivos que tú apuntas) cuando, para eso, mejor se podían quedar con las alforjas 0.0. Y los mejores intentarán con mucho esfuerzo participar en la web 2.0 (pero atenazados por el miedo a dar el paso a la informalidad y el caos, al aula ubicua y al aprendizaje continuo).
De todas formas, el cambio real no se va a parar porque el ELE sea un pesado vagón en vez de una locomotora . Que nuestra profesión no esté a la altura de los tiempos, que no sepa conservar su tradición 0.0 y a la vez reinventarse en nuevos valores 3.0 cuando otras sí lo están haciendo, me hace desear que el cambio venga desde fuera y arrase lo que haga falta. Yo, desde luego, me niego a la «caspa repositoria» y a una pedagogía 2.0 que en pocos meses se está desmoronando para dar paso a un nuevo paradigma caótico y distribuído. Francisco, ¿no te parece que al ideario de Nodos le vendrían ya bien algunos retoques?
Te lo comentaba el otro día, esto se está poniendo divertido, así que no hay lugar para el desaliento sino para todo lo contrario, para vivir intensamente unos tiempos apasionantes.
Si el paradigma que se avecina se va a apoyar en el aprendizaje informal y en un nuevo concepto de aula como momento de aprendizaje (y no como cubículo de enseñanza) yo creo que en la didáctia de segundas lenguas ya tenemos un trecho andado, sobre todo los que trabajamos en situaciones de inmersión. Peor lo tienen en otrás áreas, como la gente de la enseñanza reglada.
Estaría bien darle un repaso a los «principios» del grupo, sobre todo ahora que andamos cazando muchas nuevas ideas pero no las pinchamos en el corcho.
Pues yo diría que sí y que no. Por una parte, confieso que la «enseñanza reglada» me importa poco ya que apenas he trabajado en ella, de modo que cuando reflexiono en voz alta ni se me pasa por la cabeza. Además, es un tema en el que tenemos bastantes discrepancias, como ya sabes.
Y en cuanto a lo de que estamos en buena posición por lo que respecta a lenguas extranjeras, es cierto, porque se trata del campo «natural» para que esto sea así, debido precisamente a sus características: acción, motivación, autonomía, interculturalidad… Es que nuestra profesión es como un inmenso «playground» abierto a la innovación y a la experimentación. Somos unos privilegiados. Eppure… el famoso miedo 2.0 de la última Educase sigue ahí, como el dinosaurio de Monterroso. Inercia, falta de formación… ¿Cuántos profesores de ELE saben lo mínimo de cómo funciona la mente, de cómo adquiere conocimiento y desarrolla empatía?
Mi propuesta es avanzar hacia el aprendizaje 3.0 tal y como lo expone Moravec en el cuadro reciente que Fernando Santamaría tradujo en su blog, y bascular entre 0.0 y 3.0. En definitiva, eliminar la tecnología integrándola en la vida, haciéndola invisible, es decir, significativa y real. Acabar con las aulas cubículo y abrirlas a un nuevo entorno de comunicación e interacción, a espacios nuevos de aprendizaje informal. Eliminar el aula, esa prisión de cuatro paredes y, sobre todo, eliminar las aulas de ordenadores, cementerios de máquinas absurdas que rompen el hilo vital del aprendizaje.
Un amigo mío suele decir: !Cuánto daño ha hecho Il Divo! Yo diría !Cuánto daño están haciendo las Aulas Multimedia! !!Basta ya. Ni un Aula Multimedia más!!
Si se hiciese una lista de adhesión para la supresión de las aulas multimedia, la firmaría de inmediato.
Este viernes pasado estuve dando una charla en una Universidad sobre aplicaciones de Internet en la enseñanza y, como siempre, me sentí un marciano.
Antes de empezar a hablar se oían comentarios del tipo, «uf, ya viene el rollo este de los ordenadores», al terminar, los comentarios eran «uf, a ver si me pongo al día en tecnología, que esto parece de lo más interesante».
Estoy harto de aulas multimedia pero sobre todo de ordenadores. Por favor, Internet en la tele del salón con el pañito de croché, el torero de plástico y las fotos de la boda encima, pero ya.
Mientras esto siga se siga viendo como ciberenseñanza, poco sentido le veo, la verdad.
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