Con este post inauguramos una nueva sección en la que dos (o más) miembros del Grupo Nodos ELE van a contrastar opiniones sobre un mismo tema. En esta ocasión, David Vidal y Emilio Quintana se ensarzan quizá demasiado apasionadamente a costa de la interpretación de una de las entradas más polémicas del año: «De la producción de contenidos al diseño de contextos», publicada por Pablo Mancini en su blog.
¿A qué viene esto? ¿Qué demonios es eso de que la Web 2.0 no está centrada “en las personas ni en redes de creatividad o conocimiento”? Por favor, ¿de qué estamos hablando? ¿Qué pasa, que nos ha comido la cabeza un meme? Porque, sí, en el fondo de lo que estamos hablando es de qué papel jugamos como individuos en un mundo en el que “el contexto/red es lo importante”, pero no debemos olvidar que los contextos y las redes las hacemos los individuos, y que, mal que les pese a algunos, el conjunto es menos que la suma de sus partes. Y esto se deduce claramente si consideramos que el contexto/red no es más que emergencia de una unitas multiplex producto de la interacción/organización de individuos. La emergencia supone la aparición de algo nuevo, pero dependiente de un equilibrio en el sistema que, en el caso que nos ocupa depende exclusivamente de nosotros como individuos.
Así que no se engañen. ¿Qué no somos importantes? El remixado de contenidos es lo más antiguo del mundo y lo venimos haciendo desde que el hombre es hombre. Y lo practicamos desde antes incluso de que se inventara el papel. ¿Qué es la reproducción si no un acto de remixado de información? ¿Debo por ello considerarme un plugin de un sistema que me utiliza para sobrevivir? ¿Escuela como contexto? Sí, pero con individuos que remixan la información, la seleccionan y hacen uso arbitrario de ella. ¿Empresa como contexto? Sí, pero con empleados creativos, que copian una idea y la transforman en algo completamente distinto.
Sí, mashups, plugins, remixados, contexto/red y todo lo que quieran ustedes. Yo soy todo eso. Pero también mucho más y mucho menos. ¿Qué la Web 2.0 ha muerto como productora de contenidos? ¿Y desde cuándo eso fue lo importante?
El visionario Mancini ha puesto el dedo en la llaga y escuece. Los espíritus teleológicos que habían diseñado ese plan quinquenal de la web 1.0, 2.0, 3.0 hasta acabar en la construcción del hombre nuevo fruto de la inteligencia colectiva no tienen razón. Porque ahí es donde se está jugando todo, en la cancha de los contextos frente a la del sujeto subordinado a una instancia que absorbe su inteligencia y lo sume en la cómoda placenta comunitarista.
Lo que Mancini afirma es que la estafa del «You» de la revista Time no se encarnará en esa «pesadilla en el parque de atracciones» en la que se convertiría la web hegeliana. Seremos las personas «en tanto widgets mutantes de la nueva ecología» las que generaremos contextos/red y construiremos identidad, creatividad e inteligencia. El «remixado de contextos» acabará barriendo como un soplo de divina justicia los intentos crecientes de estabulación digital. No seremos bloggers, seremos individuos en contextos mutantes, porque el remixado forma parte de la naturaleza humana, está en la forma en que agarramos el tenedor o navegamos por la red. Si alguien nos tiene que decir que «somos importantes» es porque quiere someternos mediante el halago. Sofismas, diría Sócrates, sofismas de tiranos.
Cuando Richard Gatarski gritaba «Forget School» hace unos meses en Estocolmo no hacía otra cosa que adelantarse a las palabras de Mancini: «La escuela como contexto». Es decir, la red frente al grupo. Mancini habla siempre de redes de individuos, de personas como «apis o plugins de los entornos», de gente que piensa junta a través de contextos que son «mashups de habilidades». ¿Inteligencia colectiva? ¿Web social? Venga, hombre… Toda esa jerga está llena de «palabras comadreja». La inteligencia se conecta, no se colectiviza.