Cómo se hundió la Universidad española

Me ha llegado el nuevo libro de José Penalva: Corrupción en la Universidad. El ocaso de la educación. El triunfo de la endogamia (Ciudadela, 2011).

El profesor Penalva (Universidad de Murcia) cuenta cosas de las que todos los que pertenecemos al mundo académico hemos sido testigos, pero de las que apenas se publica nada.

Analiza los motivos por los que la Universidad española se ha convertido en una de las más mediocres del mundo, como reflejan todos los informes internacionales. De hecho, no hay ninguna Universidad española entre las 200 mejores del mundo.

La Universidad, como algunas otras instituciones, goza de una suerte de respetabilidad que no es sino una efectiva cortina de humo. Tras ella se esconden numerosos casos de corrupción y endogamia que ni mucho menos son marginales.

Es una guerra sucia en todas las instancias entre profesores, doctores, catedráticos, etc., que luchan por mantener su particular parcela de poder. Todo ello, a costa de los alumnos y de los contribuyentes, que con sus impuestos sostienen un imperio de ineficacia y nepotismo.

Desde el punto de vista de la innovación y el uso de las nuevas redes tecnológicas (temas de los que nos ocupamos en este blog) me parece un libro sobre el que llamar la atención, ya que, en un ambiente como el descrito, es imposible que se abran paso el cambio, la innovación y el riesgo.

En este sentido, el tema de este libro puede ser considerado triste categoría, más que circunstancial anécdota.

5 comentarios en “Cómo se hundió la Universidad española

  1. Pingback: “Corrupción en la Universidad”, de José Penalva | Diario Politécnico

  2. Eduardo

    Perdone usted, ¿cuándo ha estado la universidad española en la cima de los «rankings» internacionales? No consigo recordarlo. ¿Sería durante el franquismo? Nací después, a lo mejor es por eso por lo que no me acuerdo. Lo digo por lo que afirma usted, lo de que se ha hundido y, por lo visto, sólo este sr. Penalva sabe como ha sido…

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  3. Emilio Quintana

    Ah, Eduardo, hombre de poca fe. Hubo un tiempo, oiga, en que los clanes universitarios no proliferaban como ahora, hubo un tiempo en que la burocratización de la vida académica no actuaba de elemento desmotivador, hubo un tiempo en que la Universidad no era una fábrica expendedora de títulos sin valor alguno en el mundo real, hubo un tiempo en que la Universidad Central de Madrid tenía de profesores a Ortega, Gómez Morente, García Gómez…

    Le recomiendo otra lectura en la misma dirección. Un libro de Jordi Llovet: Adéu a la Universitat. L’eclipsi de les humanitats (Galàxia Gutenberg), por citar un libro reciente. Él se lo va a explicar mejor que yo.

    Pero lo peor, amigo Eduardo, es que existe la posibilidad de que eso ya dé igual. Con las Universidades puede pasar en España como con las cajas de ahorro, que todo el mundo quería una, y al final han terminado quebrando (casi) todas. Lo que puedo afirmar es que lo que dice Penalva lo he visto yo mismo de primera mano, nadie me lo tiene que contar.

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  4. Eduardo

    Pues mire usted, le respondo con Ortega:

    «La fortaleza de una nación se produce íntegramente. Si un pueblo es políticamente vil, es vano esperar nada de la escuela más perfecta. Sólo cabe entonces la escuela de minorías que viven aparte y contra el resto del país. […] Principio de educación: la escuela, como institución normal de un país, depende mucho más del aire público en que íntegramente flota que del aire pedagógico artificialmente producido dentro de sus muros. Sólo cuando hay ecuación entre la presión de uno y otro aire la escuela es buena.»

    ¿Cómo hacemos? ¿Cerramos España? Disculpe el pesimismo. Tiene usted razón: soy un hombre de poca fe. Saludos cordiales.

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  5. Emilio Quintana

    Gran cita.

    Siguiendo con Ortega, uno de los problemas pendientes es la falta de vertebración de España. En un mundo que funciona mediante nodos y clusters, a través de la conexión y la circulación cada vez más libre, no hay lugar para un país que se ha fragmentado en 17 taifas, con 17 sistemas educativos y con universidades en cada pueblo.

    ¿Cerramos España? Al contrario, lo que hay que hacer es abrirla y conectarla por dentro y hacia afuera. Que un profesor de Cáceres pueda trabajar en Barcelona, o uno de Orense pueda trabajar en Málaga, sin problemas, con facilidades, sabiendo que hay un marco legal consensuado.

    Abrir, conectar, hacer que el talento circule sin trabas de ningún tipo. Hay que remover las aguas estancadas de 17 sistemas que tienden, por su propia naturaleza, a la endogamia. No veo otra solución. Más país, no menos. Más abrir, menos cerrar.

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