Uno de los síntomas más evidentes de la decadencia del sistema educativo actual es la forma en que se está intentando reanimar el constructivismo a través del uso de nuevas tecnologías en el currículo.
En Suecia esto es algo especialmente visible, ya que disponen de los dos ingredientes necesarios: el constructivismo es el dogma pedagógico dominante y el acceso a la tecnología es general. Esta «perversión» de la tecnología para mantener un sistema zombie está provocando dos respuestas fundamentales:
- Una especie de vuelta a las tradiciones, que en Suecia preconiza Inger Enqvist y en España grupos como Deseducativos
- Un salto adelante que asuma el agotamiento del sistema actual y aproveche el potencial de las nuevas tecnologías para cambiar el paradigma educativo haciendo que vida y aprendizaje conecten de una vez.
Personalmente, cualquiera de las dos opciones me parece mejor que la constructivista, si bien en Nodos Ele apostamos resueltamente por la segunda.
El último informe Futurelab es un buen ejemplo de constructivismo recalentado en el microondas de la «competencia digital». Viene acompañado de un manual de «buenas prácticas» (?) en el que la tecnología es sólo un medio para hacer lo de siempre, un nuevo repertorio de actividades Ikea con el único objetivo de meter el mar en un hoyo, estandarizando la realidad para que sea evaluable en el currículo. Si tienen estómago para los platos precocinados, sírvanse: