No se puede negar que el Instituto Cervantes se mueve e intenta sacarle partido a los medios con los que cuenta. Ultimamente parece que se están volcando en lo que llaman «plataforma multimedia», concepto en el que incluyen varios soportes: radio, televisión, sede en Second Life o contenidos para móvil, PDA y bluetooth. Al producir contenidos en español para seis soportes diferentes es posible sacarle partido a la intensa actividad de una red de más de 60 centros repartidos por todo el mundo.
Mi impresión es que, sin embargo, el Instituto Cervantes sigue dándole la espalda a la web 2.0. Es verdad que los estándares de los nuevos portales reúnen ya algunas utilidades de la nueva web, y se sigue hablando de que pronto se pondrá en marcha un servicio de blogs con la idea de crear red social en torno al Instituto -aunque no tengo la menor idea de en qué consistirá este proyecto ni en qué bases se apoyará. También entiendo que un Ente del Estado tiene sus limitaciones a la hora de sumarse a un cambio de paradigma en el que el control deja de ser jerárquico y pasa a manos de los usuarios.
Hoy por hoy, si uno visita la OESI, el CVC o el AVE lo que encuentra son modelos de gestión del conocimiento 1.0, sin apenas cambios a como fueron concebidos hace años. ¿Es posible reorientar esta dinámica? Quizá la transformación podría venir por parte del Area Académica, que al fin y al cabo es la parte menos «institucional» y la que mejor podría entender y promover el desarrollo de herramientas colaborativas dentro del Instituto y en los Centros. El éxito del PCIC es un modelo de cómo se podría innovar también en este campo. La cosa es ponerse a ello.