Archivo de la categoría: ecología educativa

Zemos'98, la educación de un momento a otro

Ayer arrancó en Sevilla la 11ª Edición del Festival Zemos’98, que este año tiene como leitmotiv lo que llaman la Educación Expandida, bajo el impecable eslogan de «La educación puede ocurrir en cualquier momento, en cualquier lugar«.

El Festival resume en su programa de mano (atención, pdf) tantos proyectos que cuesta un poco hacerse una idea clara de cómo funciona, dónde comienza una cosa y dónde termina la otra. Conciertos, talleres, conferencias, intervenciones sonoras,… o lo que es lo mismo, una semana para estar en Sevilla disfrutando del buen tiempo e intercambiando experiencias e impresiones.

De momento me interesan bastante los talleres que tienen que ver con la generación de conocimiento colectivo (¿por qué no conectivo?) de David Gómez y Marcos García y Laura Fernández, y los que ponen en relación proyectos educativos con el entorno en que se producen, como los de Lafundició y Amasté.

Estaremos atentos a cómo se desarrolla el Simposio, sobre todo en lo que incumbe a la educación en relación con las instituciones -el gran reto de la Educación Expandida (¿Educación Conectiva?) en los próximos años- y al lugar del individuo en este maremágnum de colectividad. A ver si este modelo de educación ocurre de una vez «aquí y ahora«, y dejamos atrás la eterna promesa del «de un momento a otro«.

¿Alguien anda por ahí? ¿Alguna crónica desde Sevilla, al margen de las oficiales?

Forget School

3163993856_2679991ed6_mA través del Facebook de Jane Hart llego a una noticia que publica hoy el Daily Telegraph, con algo de mala leche, por cierto: «A new primary school has banned the use of the word «school» in its title because it has «negative connotations». Traduzco:

Los gestores de la primaria de Watercliffe Meadow en Sheffield han decidido que se la conozca como «un lugar para aprender» («a place for learning») y no como una «escuela», ya que esta palabra suena demasiado «institucional». Esta «experiencia de aprendizaje» («learning experience»), que ha costado 6 millones de libras esterlinas y abre el lunes, pretende que los alumnos tengan una experiencia agradable, calzando zapatillas dentro del recinto o suprimiendo los timbres que anuncian el fin de las clases. «Desde el primer momento tuvimos claro que no íbamos a usar la palabra «escuela», esto es Watercliffe Meadow, «a place for learning», dice Linda Kingdon, la directora.

En algunos países de Europa -creo que no en España, que en mi percepción está cada vez más abajo en la brecha educativa con respecto a su entorno- se está produciendo una clara disolución de la escuela decimonónica en beneficio de nuevos espacios de aprendizaje.

El hecho de que una parte de estas iniciativas surjan de absurdos colectivos políticamente correctos -y en el artículo se citan algunos ejemplos-, no puede ocultar el hecho de que la escuela, tal y como la hemos conocido, está en vías de extinción. Más allá del nombre de las cosas hay una realidad cambiante en la que no hay lugar para timbres, puertas cerradas o accesos restringidos.

Hace tiempo que venimos hablando de este asunto y seguiremos haciéndolo. Es uno de los grandes temas educativos de nuestro tiempo.

El laboratorio del futuro

futurelab_medium_(22459)El otro día, repasando lecturas pendientes, me topé de nuevo con Futurelab, una organización sin ánimo de lucro asentada en Bristol y dedicada a la inovación en educación. Lo curioso es que me extraño de que todavía no hubiéramos enlazado con un sitio cuya filosofía se acerca tanto a nosotros.

La idea que dirige el proyecto no es otra que la de intentar expandir el campo de investigación en educación, de cara sobre todo a poner sobre la mesa de debate la gran cantidad de posibilidades que la tecnología nos ofrece -o nos ofrecerá. En otras palabras

to have a surplus of potential ideas, vision and plans so that we have a range of strategies to draw on when we face the serious educational challenges  that social, economic and technical change presents us with.

Es más que probable que la mayoría de los cambios que se prevén ni siquiera vean la luz en las aulas -de ahí ese superplus de ideas-, pero es más que necesario enfrentarse a lo que pueda venir, antes que quedarnos en lo que hay. De otro lado, como ellos mismos comentan, la educación seguirá siendo siempre la Cenicienta de la tecnología… se siguen haciendo Webquest cuando las Redes Sociales están en pleno auge…

We need to understand what may be emerging, explore its implications for education, and understand how best we might harness these changes. (…) Without this early engagement we also risk desingning educatonal practices and approaches that will be rendered obsolete and anachonistic in the context of new human capabilities.

Así que ya sabéis, a bucear en la biblioteca de Futurelab para intentar cambiar las cosas. Es decir, siguiendo a Douglas Adams: «the best way to predict the future is to build it«.

Freie Lernorte: repensar el aprendizaje en lugares libres y abiertos


Aprovechando que Emilio ha sacado de forma tan poética el tema del aprendizaje informal y los paisajes interiores o externos, físicos o virtuales me gustaría presentaros un proyecto de unas escuelas alemanas simple, práctico y sorprendente a la vez.
Los lugares y los paisajes son importantes a la hora de aprender y la asociación alemana «Schulen ans Netz e.V» (Escuelas a la Red) se ha propuesto crear lo que ha llamado «Freie Lernorte» | Lugares de aprendizaje libre.
Los definen así (traducción propia):

Los lugares de aprendizaje libre están a disposición de todos los alumnos y profesores y se utilizan para actividades dentro y fuera del marco de las clases. Los lugares de aprendizaje libre son lugares de intercambio, reposo, encuentros y de trabajo individual o colectivo. Por sus opciones de uso flexibles están abiertos para diversas formas de aprendizaje, enseñanza y trabajo.Los lugares libres de aprendizaje ofrecen oportunidades de aprender. Ofrecen a los alumnos posibilidades de configuración de los propios procesos de aprendizaje.

Los lugares de aprendizaje libre ofrencen variados estímulos al aprendizaje facilitando y medios y materiales y tienen en consideración así las necesidades de distintos grupos meta. Es de especial importancia en este sentido la utilización de nuevos medios, ya que con una fuerte utilización de medios puede tener lugar un aprendizaje más indivualizado y atento a la diversidad. Las tareas de enseñanza y aprendizaje pueden abrirse más allá de la estrecho ámbito espacial de la escuela.

Este proyecto de «abrir» la escuela a elementos exógenos me ha resultado especialmente interesante por varios motivos:

  1. Es la primera vez que desde las instituciones se promueve, apoya y financia un proyecto de aprendizaje informal en el ámbito escolar (corregidme si me equivoco, me encantaría conocer otros proyectos similares)
  2. Los impulsores del proyecto intentan influir sobre el aprendizaje y la motivación creando la oportunidad de que éste se produzca facilitando un lugar sin dar instrucciones sobre lo que debe pasar allí, dando absoluta libertad a sus usuarios (alumnos y profes de secundaria). En un contexto escolar caracterizado por la obsesión con PISA, el rendimiento o las normas esto me parece, como mínimo, novedoso y me recuerda algunos post de Fernando Santamaría sobre la serendipia
  3. Demuestra cómo con ideas sencillas y sentido común se pueden llevar a cabo proyectos que repercutan en la práctica y que faciliten la vida a las personas o se la hagan más agradable (tanto alumnos como profesores cuentan con un lugar en el que trabajar en grupo, encontrarse, charlar, usar Internet y otros aparatos a su completa disposición, y todo ello pagado por la escuela)
  4. En este proyecto la tecnología está para apoyar el aprendizaje cuando el usuario lo considera necesario (no se le impone, sólo se facilita el acceso).

El proyecto lleva ya tres años funcionando y se puede leer más en su propia página web y en reportajes de prensa. Incluso han publicado un vídeo promocional

¿Qué voy a hacer? ¿ordenar los paisajes?

«Aprendizaje emergente. El aprendizaje informal crece en entornos complejos llamados «learnscapes». Hacer «learnscape» engloba tareas como remover obstáculos, sembrar comunidades, aumentar ancho de banda, promover la conversación y hacer crecer las redes»

Desde hace unos meses circula por la red esta idea, que Jay Cross puso en circulación en su momento: «learnscaping», que injerta el concepto de «learning» (aprender) en «landscape» (paisaje). Este vocablo se relaciona con una terminología que se maneja hablando de «learning environments» (entornos de aprendizaje) o de «learning eco-systems» (ecosistemas de aprendizaje) etc…, es decir, que utiliza metáforas «orgánicas» para hablar de participación, colaboración y redes educativas en las que todo está conectado con todo.

Jay Cross considera tres características en los «learnscapes», que traduzco:

  • Aprender es un proceso, no un hecho. Un «learnscape» es el lugar en el que dicho proceso tiene lugar.
  • Los «learnscapes» son ecosistemas de aprendizaje.
  • Un «learnscape» es una ecología de aprendizaje. Es aprender sin barreras.

Al hablar de «ecología educativa» defiende un «aprendizaje informal» orientado a la acción, la colaboración, el coaching y la reflexión, es decir, no relacionado con clases ni cursos. Me resulta muy interesante su comparación entre desarrollar una plataforma de apoyo al aprendizaje informal y el paisajismo de jardín (planificación y cuidado de un jardín).

    Nota: En español ya teníamos esta idea sin darnos apenas cuenta, ya que «aprendizaje» siempre ha tenido en sí misma la noción de «paisaje», algo para lo que en inglés han tenido que crear una nueva palabra. Esto nos puede hacer mirar el vocablo español con nuevos ojos, más allá de las preguntas de Lorca en uno de los poemas de Poeta en Nueva York:

    ¿Qué voy a hacer?, ¿ordenar los paisajes?
    ¿Ordenar los amores que luego son fotografías,
    que luego son pedazos de madera
    y bocanadas de sangre?