Hace un par de años publiqué una entrada sobre Hablamos español (1971-72), el «curso de español para alemanes», que Els Joglars grabó con la TV alemana NDR (Hamburgo). En las TV públicas regionales de la época en Alemania había una programación minoritaria de tipo cultural. Los cursos de diferentes materias se emitían por la mañana.
En aquel momento alguien estaba subiendo algún episodio suelto a YouTube, pero dejó de hacerlo. Ahora, sin embargo, podemos ver los 39 episodios completos, gracias a otro usuario, que los ha subido enteros y en buena calidad.
Els Joglars se habían profesionalizado en régimen de cooperativa en 1967. En estos primeros espectáculos manejan ya una fórmula de creación colectiva, que le concede mucha importancia a la pantomima más escueta, minimalista y concisa.
Albert Boadella, Jeannine Mestre y José Luis Gómez vocalizan impecablemente frases del tipo «me due-len las mue-las». Hacen una obra curiosa, entre el estereotipo, la faena de aliño y el interés cultural, entre Gila, Antonin Artaud y Don Lurio.
Hay sketches mejores que otros, como el del poeta Pedro Handicap (¿Pedro Gimferrer?; a partir del minuto 19:40); en mi opinión, conociendo un poco la época, tiene mucho de parodia de cierta poesía social o de protesta, que era motivo de burla en los ambientes novísimos de Barcelona:
http://youtu.be/vk2BKThvD7E
La policía habla amablemente con los manifestantes.
El profesor habla amablemente con los estudiantes.
La policía habla amablemente con el profesor y con los estudiantes,
habla amablemente con ellos.
Los manifestantes no hablan amablemente con la policía,
no hablan amablemente, no saben hablar amablemente
Rebuscando papeles y vinilos en los mercados de pulgas de Estocolmo, me he topado con un par de singles 45 rpm titulados «Marcelino. Spansk nybörjarkurs» («Marcelino. Un curso de español para principiantes», 1965).
Se trata de unos diálogos dramatizados dirigidos al «radioyente» sueco, obra de Trinidad Sánchez-Maza. Desconozco la identidad de la autora, que parece ligada a la Radio Sueca (Sveriges Radio) entre finales de los 50 y finales de los 70, sobre todo en la producción de programas de aprendizaje del español.
Tampoco sé cuándo se grabaron los diálogos, ni dónde (he visto 1965 como fecha de edición en alguna parte). Mi impresión es que debieron grabarse con posterioridad a 1954 (año de aparición de «Marcelino Pan y Vino», en cuyo protagonista posiblemente se inspira), y pensando en un turismo que aún no era el de sol y playa.
En la Biblioteca Real de Estocolmo he visto que Trinidad Sánchez-Maza es autora de otro curso radiofónico de español para suecos: «Un día es un día : spansk språkkurs i radio sommaren 1961» (Estocolmo, Sveriges Radio, 1961, 88 páginas). Este manual está ilustrado por Olof Nessle, y contó con la colaboración de Joaquín Herráiz. En 1968 publica también «De vacaciones : spanska för turisten», en colaboración con Börje Söderlund. Son materiales de mucho interés.
He abierto una bandcamp con lecciones de Marcelino, que espero que vaya creciendo a medida que tenga acceso a más materiales. El sonido que es de baja calidad, con muchos huevos fritos, pero en este momento no tengo los medios técnicos para mejorarlo.
Tengo mucha curiosidad por este tema, así que si alguien sabe más sobre el mismo, me encantará conocer más datos. El «Marcelino» de Trinidad Sánchez-Maza me parece una obra de gran calidad literaria y radiofónica, así como llena de agudas observaciones sobre la realidad española de la época.
La relación entre futbolistas y lenguas es apasionante. Al tratarse de gente del común que sabe darle patadas a un balón y que suele llevar una vida nómada, de país en país, son una fuente inagotable de reflexiones sobre el tema (que yo sepa, poco estudiado).
La última es la que ha liado Fabio Capello, el italiano que hace ahora de seleccionador de Inglaterra.
Si ya era curiosísima su relación con la lengua inglesa, ha terminado de liarla parda con estas declaraciones (por cierto, un ejemplo perfecto de esa preciosa lengua que se llama globish):
I think when I speak with the players they understand everything. I think in this job, it’s important when you speak with the players.
If I need to speak about the economy or other things, I can’t speak. But when you speak about tactics, you don’t use a lot of words.
I don’t have to speak about a lot of different things. Maximum 100 words.
Esto último es lo que ha montado el pollo. La prensa británica se lo ha tomado de todos los colores. El estirado The Independent hace un análisis serio sobre la arriesgada afirmación léxica del «macarroni». Por su parte, la BBC incluye en su artículo una lista con las 100 palabras más frecuentes del inglés, para uso de Capello y sus muchachos (la primera es «the» y la última es «us»; supongo que a eso se le llama «humor británico», aunque en Granada lo conocemos como «malafollá»).
The Guardian aprovecha para publicar unas «Language lessons with Fabio Capello», que incluyen de paso una lista con las 100 palabras imprescindibles para un profesor:
El tabloide The Sun también le saca punta al tema y afirma que, para lo que gana, cada palabra del «míster» le cuesta al contribuyente inglés 60.000 libras esterlinas. Además, proponen una posible «lista de Capello», con las siguientes 100 palabras, que nos divertirán especialmente a los aficionados al fútbol:
Y no menos desopilante (al menos yo me he tirado por los suelos; «desopilante» es algo así como «muy divertido», lo digo para los que vengan de la LOGSE) es el artículo del Daily Star, que va con video incluído y una recopilación de mejores momentos.
La verdad es que Fabio Capello habla un globish magnífico y muy bonito, pero eso de que con 100 palabras se entiende sin problemas está siendo el «polverone» lingüístico de estos días en Gran Bretaña. Y en Italia…
Anoche estuve escuchando una muy buena entrevista con Albert Boadella, y recordé que cuando era niño había visto una serie de episodios de «enseñanza de español para alemanes», que Els Joglars habían grabado con la TV alemana NDR. La serie constaba de 39 unidades y se emitió entre 1971 y 1972.
En efecto, para mi sorpresa, aparece nombrada en la web de la compañía como Hablamos español. 1971-72. Cuando he estado en Alemania, la he visto más veces, siempre a horas intempestivas.
Al ir a YouTube me he llevado una sorpresa, ya que un tal MVDrossel parece que la está grabando de la tele y la está colgando en la red, a razón de un episodio por semana. Por el momento, están disponibles los 5 primeros. Me he suscrito al canal, para ver los 34 restantes, a medida que los vaya colgando.
Me parece un «manual» lleno de detalles gamberros de un Boadella veinteañero y barbilampiño, aún en su etapa más mímica (con un jovenzuelo José Luis Gómez), y con ganas de poner en solfa aspectos de la España de entonces:
http://youtu.be/sQH8OsLu9ZY
En el fondo, Boadella ha seguido siempre la misma línea de puesta en cuestión del aldeanismo ibérico; diría que en Hablamos español (1970) está in noce el espíritu de Ya semos europeos (1989; visión tan realista como ácida del papanatismo europeista de los 80), o el de los montajes teatrales sobre el «catalanismo de campanario», al estilo Ubú president (1995), que le han costado tener que dejar Cataluña y refugiarse en Madrid.
Puede que haya pocos «métodos» que retraten mejor una época y un país que estas 39 lecciones que un grupo de jóvenes catalanes, aún bastante verdes pero llenos de talento, actuaron para la TV alemana en los años finales del franquismo. O al menos esa es mi impresión.
«Swaffelen» es la palabra del año en Holanda, elegida por el 57% de las más de 15.000 personas que han participado en la votación organizada por Onze Taal -una especie de RAE oficiosa- y van Dale, toda una institución lexicográfica en el país. La nueva palabra es una mezcla de verbos ingleses como swing, sway and sweep, más la palabra alemana para «pene» (schwaf o schweif), y significa oficialmente, en traducción casera:
acción de sacudirse el pene repetidamente o contra un objeto, con el propósito, entre otros, de excitarse o excitarlo
Lo interesante del caso es que la palabra se la inventó un estudiante holandés que estaba de viaje de estudios en la India mientras grababa un vídeo al lado del Taj Mahal que luego subió a YouTube. De forma viral, esa palabra está hoy en boca de todos y ha entrado oficialmente en el diccionario. El estudiante, por cierto, fue arrestado por hacer «swaffelen» en público.
Las siguientes palabras del año quedaron a mucha distancia: el verbo wiiën («acción de jugar con la Wii») y «bankendomino» («quiebra de bancos en efecto dominó»). Yo voté por la que ha quedado cuarta: «gastroseksueel» (o sea «gastrosexual»: «hombre que utiliza la cocina para ligar»).
Me gustan las crisis, entre otras cosas por lo que entrañan de cambio, inestabilidad y caos. El estallido de la burbuja tecnológica en los 90 dejó a montones de profesionales en el paro que tuvieron que estrujarse las meninges para ganarse la vida. De ahí nació la nueva web colaborativa, normalmente conocida como Web 2.0, que hizo evolucionar las aplicaciones tradicionales hasta enfocarlas en el usuario.
Ultimamente estamos viendo cómo lo 2.0 se está poco a poco institucionalizando según el conocido sistema «mismos perros con distintos collares» y se nos empieza a vender como innovador el mismo producto averiado al que se le ha dado un ligero barniz dospuntocérico. Esto es normal, siempre ha sido así: están los que abren camino y los que hacen caja con ello sin entender la actitud que subyace en el cambio. La estafa está empezando a alcanzar proporciones considerables y empieza a extenderse por todo tipo de instituciones.
A los que venimos de la libreta y el lapicero del 2 me parece que es normal que de vez en cuando nos asalte cierto cansancio tecnológico, y nos dejemos llevar por pensamientos bucólicos de corte ludita e incluso consideremos dejarlo todo para unirnos al movimiento Todoodlist. Por supuesto, sabemos que lo menos importante es la tecnología y que estamos hablando de otra cosa, como no se cansa de repetir George Siemens:
We can spend all we want on technology, but until we make systemic and structural changes to education, we will continue to bump up against artificial barriers due to ineffective implementations. Then, when projects don’t deliver intended results, academics will write large books decrying the failure of technology. It’s a strategy issue, not a technology issue.
En el fondo, eso es lo que algunos buscamos en la nueva red, y también la magia que está presente en los cinco prodigiosos minutos del corto que ha ganado este año el Nederlands Online Film Festival, que se celebra en Utrecht: Noteboek, de Evelien Lohbeck:
En los próximos días seguiremos hablando del miedo a la web 2.0 en el ámbito educativo. ¿Está justificado? ¿Está justificada al menos una cierta mirada más crítica hacia el tema?