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Voxy y los nuevos manuales de idiomas

Voxy es un sistema de aprendizaje de inglés para hispanohablantes que se lanzó en octubre pasado (sigue en beta). Desde el principio llamó la atención de medios como The New York Times, por la gran inversión que ha supuesto, así como por la forma en que maneja las interfaces móviles.

Voxy es una especie de versión posdigital de Speak Up, una revista con la que la gente de mi generación intentaba mejorar su inglés. No se trata, por tanto, de contenido estático de dudosa utilidad -como en el caso de Practica español (¿por qué se sigue insistiendo en arquitecturas de este tipo?)-, sino de contenido orientado a la acción de aprender. Paul Gollash (CEO) la presenta así:

«These are your next textbooks,» he announced, flashing up a slide of news and celebrity magazines. «These are your new classrooms» — city streets, and the signs that fill them.

Voxy uses smartphones and the Web as its platform for serving up games and news stories linked to translation tools. The idea is to make learning fun and contextual.

Leyendo el otro día sobre Bitácora (el nuevo manual de Difusión, del que hablaré en otro momento), me acordé de Voxy, ya que veo algunos puntos en común:

  • ambos se presentan en formato magazín, con la idea de que los textos estén conectados con los intereses de los estudiantes. Voxy recoge noticias de tres ámbitos: actualidad, cultura pop (la llaman «farándula») y deporte, que son ámbitos que están muy presentes en Bitácora. Frente a los niveles del MCER, Voxy se organiza en tres grados: básico, intermedio y avanzado.
  • ambos le dan gran importancia a la construcción del conocimiento léxico por parte del estudiante. Con Voxy se gestiona el vocabulario al mismo tiempo que la pronunciación, no solo en un nivel de palabra sino también de «chunks». Hace un buen uso de las herramientas de traducción online.
  • ambos intentan favorecer la autonomía del estudiante, mediante redes de aprendizaje que favorecen la retroalimentación entre pares. En el caso de Voxy destacaría la app de iPhone y el uso de twitter, así como la importancia que le da a los juegos, que me parece que va en la línea de Steve Johnson.

Creo que es un proyecto más serio de lo habitual para este tipo de startups de lenguas, como demuestra el blog que han puesto en marcha (las infografías son muy atractivas), que recoge buena información actualizada para el profesor de idiomas.

Quizá estamos ante nuevas tendencias en los manuales de idiomas. La verdad, ya iba siendo hora, porque últimamente el panorama ELE era de lo más aburrido (por decirlo suavemente):

De placebos, aprendizaje, libros de texto y paratextos

El otro día hablaba con Juanma Higuera en TEDXAlvik del uso de manuales en clase de lengua extranjera.

Depende del contexto, pero no tengo nada en contra del uso de libros de texto como forma de anclaje, ya que en mi opinión el aprendizaje no se produce en el centro sino en los márgenes, no en el texto sino en el paratexto.

«El valor del contenido está en otra parte: el texto propone, el paratexto dispone» es el post que ha publicado el siempre estimulante Pablo Mancini (que suele tratar de temas periodísticos, pero de una forma tan «radical» que de lo que escribe se derivan siempre un montón de reflexiones de aplicación diversa). Mancini se hace eco de Show Sold Separately. Promos, Spoilers, and Other Media Paratexts, libro en el que Jonathan Gray se centra en el estudio de «los paratextos: publicidades, adelantos, trailers, entrevistas, foros, redes sociales, noticias, reseñas y objetos que comodelan medios y mensajes, producción y distribución, sentido y valor». Por ejemplo, los extras de los DVD, los títulos de crédito en» Los Simpons», o la disposición de las viñetas en «Batman».

En una ecología de aprendizaje adaptativa hay que tener en cuenta los contextos. En ese sentido, me da igual trabajar con manual, sin manual, unplugged, de forma invisible, visible o mediopensionista, siempre y cuando la ecología sea coherente y entienda que se crean marcos periféricos adecuados para la construcción de sentido. Esos marcos conceptuales están en los márgenes, en el paratexto. Por lo demás, la elección del manual (siendo poco relevante) no la baso en el enfoque ni en el currículo, sino en los paratextos que implícitamente contenga.

Como profesional, una de mis funciones es detectar en lo posible estos hechos de los que el aprendiz no tiene por qué ser consciente. El léxico de una lengua, por ejemplo, no se aprende con listas de palabras, pero los estudiantes se pasan horas haciéndolas (para nada, porque son inútiles); yo no voy a explicarles eso ni voy a prohibirles nada, sino que intentaré usar esa dinámica para que se produzca el aprendizaje en los márgenes de la elaboración de esa lista, en su paratexto.

El constructivismo, el enfoque por tareas sirven como marcos de referencia para el verdadero aprendizaje, que se encuentra fuera, en la paratextualidad y en las conexiones. Los libros de texto son placebos, son como los cristales de los laboratorios, caldos de cultivo para que surja el sentido: tan sólo textos (es decir, nada) que permiten la aparición de paratextos (es decir, de sentido y aprendizaje). Placebos útiles.