Fernando Santamaría (Universidad de León) no para. Resulta incluso difícil seguirlo en su blog, por la variedad, densidad e inteligencia de sus reflexiones.
Fernando casi siempre nos sorprende, porque sabe ir a las fuentes y tratarlas de un modo propio. Hace un rato ha terminado su intervención mediante videoconferencia en #IBERTIC, donde ha hablado de Entornos Personales de Aprendizaje.
Como es natural, lo que más me ha gustado de las palabras de Fernando es lo que se refiere a conectividad, es decir, al conocimiento como caos, distribución etc. No perderse la segunda parte, cuando trata de PLE vitaminados y de iPLEs o sistemas mixtos:
No soy muy aficionado a las series de TV, quizá porque no tengo la paciencia como para que me enganchen. Sin embargo, he visto en el iPad la trilogía Black Mirrror (Channel 4, 2011), una «barbaridad genial» compuesta por tres episodios autónomos: «The National Anthem», «15 Millions Merits» y «The Entire History of You».
La trilogía es obra de Charlie Brooker y pertenece al género de las distopías tecnológicas: implantes de memoria que transmiten la vida en tiempo real durante generaciones, loops que suscitan discusiones que se retroalimentan, nuevas formas de violencia basadas en memes…
En el fondo, se trata de una sucesión de imágenes distópicas que encierran en sí mismas reflexiones perturbadoras sobre lo que la tecnología nos puede deparar en un futuro. No hay nada superficial ni gratuito en esas 3 horas:
Mientras tanto, en Suecia, sigue adelante el proyecto För det vidare («Necesitamos buenos profesores»), impulsado por la Skolverket (la Agencia Nacional Educativa sueca).
Entre las iniciativas del proyecto, me llaman la atención los clips en los que gente joven pero ya conocida en la sociedad sueca (cantantes, futbolistas, actores, etc.) recuerdan a sus profesores ( y sus profesores los recuerdan a ellos) y se encuentran para darse las gracias por haber salido adelante juntos.
Un ejemplo, la presentadora de TV Cissi Wallin le agradece a su maestra Ann-Marie, lo mucho que ha hecho por ella.
Y así nos movemos, entre la distopía y la utopía, entre lo que puede ser y lo que queremos que haya sido. Y como siempre, depende de nosotros que sea de una forma o de otra.
Weinberger intenta explicar la forma en que es posible manejar un conocimiento que ha dejado de ser manejable («too big to know»), es decir, una biblioteca que no cabe en ninguna estantería. Weinberger vuelve al tema generacional; piensa que su generación (y la mía) ha pensado el conocimiento como una serie finita de contenido preciso y fiable ordenado en repositorios, mientras que las nuevas generaciones lo ven como un flujo, es decir, como una red de discusiones y razonamientos que no tiene límites.
Pensábamos que el conocimiento era limitado, pero solo eran limitadas las estanterías
De este razonamiento viene una de las ideas que sustentan la obra: hemos pasado de la era del conocimiento como libro a la era del conocimiento como habitación, es decir, la persona más sabia en una habitación es la habitación («the Smartest Person in the Room Is the Room»). En el fondo, nada que no hubiera dicho Siemens en Knowing Knowledge (2004), un libro que tradujimos y publicamos en el Grupo Nodos Ele.
De hecho, las ideas de Weinberger no tienen nada que ver con lo que suele llamarse inteligencia colectiva, sino con lo que Siemens llamó inteligencia conectiva.
No se trata de que muchos sepan más que uno, sino de las relaciones que se establecen entre nodos dentro de una ecología del conocimiento, llamada aquí «room». Por ejemplo, tomemos una conferencia académica:
Si partimos de que el conocimiento está distribuído en red, la persona más inteligente de la sala de conferencias no será ni la que está hablando ni la inteligencia colectiva de los asistentes. La persona más inteligente de la sala será la propia sala, es decir, la red que conecta a los individuos y a las ideas en la sala.
No se trata de que las redes se estén convirtiendo en supercerebros con una conciencia propia. Lo que está pasando es que el conocimiento cada vez es más inseparable de la red que lo hace posible.
De ahí la importancia de las ecologías de aprendizaje, que deben tener un diseño adecuado, ya que en la propia conformación de la red reside el conocimiento y la inteligencia.
Aprovechando que el 2011 ha sido un año lleno de manifiestos, uno de los materiales que apuntamos para utilizar a la vuelta de vacaciones es el Manifiesto de Holstee, una empresa de diseño basada en principios éticos. Puede ser una buena idea para conocer y conectar con los intereses de los estudiantes en el aula, introducir y practicar deseos, peticiones, expresión de voluntad y consejos a través de este Manifiesto.
Aquí van algunas ideas para trabajar con el Manifiesto relacionadas con el desarrollo de la competencia digital del estudiante:
Actividades colaborativas de traducción, subtitulado o doblaje para el vídeo.
Está circulando por todas partes el trabajo de Eric Fisher sobre el uso real de los idiomas en el mundo a partir de analíticas basadas en Twitter. Europa:
Fisher ha generado los mapas gracias a la Twitter streaming API, con registros tomados el 14 de octubre de 2011. La aparición de un nuevo software para reconocer el uso de idiomas, que funciona como complemento del navegador de Google Chrome ha sido la herramienta decisiva. Los mapas hablan por sí solos. España:
Ha terminado Planet Word («Planeta Palabra»; en inglés, jugando con «word» y «world»), la serie de 5 capítulos sobre el lenguaje que ha dirigido el polifacético comediante británico Stephen Fry para la BBC.
Su idea de explorar el lenguaje «in all its amazing complexity, variety and ingenuity» ha sido recibida en líneas generales de forma muy positiva. Hay quien lo considera el mejor documental divulgativo que se ha hecho nunca sobre el tema.
Sin embargo, como es natural, el debate está siendo encarnizado entre los lingüistas, que analizan cada episodio con lupa para buscarle las vueltas. Hay un buen resumen de las posiciones críticas sobre los dos primeros episodios en este post de Geoffrey K. Pullum para Language Log. Todos los filólogos tenemos algo que decir, de modo que la discusión va a dar para mucho en las próximas semanas.
Enlazo aquí abajo (en el título) los 5 episodios en YouTube. Tratan de: los orígenes del lenguaje, la lengua como identidad nacional y el Globish, el sentido de las palabrotas y juramentos, el desarrollo de la escritura, y la lengua literaria. Y de muchas más cosas, como es lógico. Merece muchísimo la pena verlo:
Babel. In this first episode, Stephen seeks to uncover the origins of human language and how and why we are the only species on the planet to have this gift. From attempts to teach chimps to speak to the so-called singing mice who have been given the human language gene, Stephen uncovers to what extent our brain is uniquely hard-wired for language.
Identity. What is it that defines us? Stephen argues that above all, it is the way we speak. Be it a national language, a regional dialect or even class variation – we interpret and define ourselves through our language. From markets in Kenya to call centers in Newcastle, Stephen charts the shifting patterns of lingua franca and the inexorable spread of Globish (Global English).
Uses and Abuses. This programme looks at the ways language is used and abused. While not everyone approves of bad language, Stephen learns that swearing plays an important part in human communication the world over. He undergoes an MRI scan and discovers the parts of the brain associated with swearing – and meets a sufferer of Tourette’s and a stroke patient who swear they can’t help using the f-word.
Spreading the Word. In this programme, Stephen Fry explores the written word. Writing is a great invention – making it possible to communicate across space and time. Without writing we would have no history and very little technology. Stephen discovers the earliest writing – cuneiform – at the British Museum, and learns how our alphabet came from the Phoenicians.
The Power and the Glory. In this programme, Stephen Fry celebrates storytelling. It has been with us as long as language itself and as a species, we love to tell our stories. This desire to both entertain and explain has resulted in the flowering of language to describe every aspect of the human condition. Stephen asks just what makes a good story and why some writers just do it better. He reveals what stories make him shiver with joy or, conversely, shudder with horror.
La experiencia demuestra que la evaluación es una herramienta de control, ineficaz y tóxica, que suele estar en manos de lo que el profesor Luis de Rivera llama MIA: Mediocres Inoperantes Activos (conozco a bastantes, por desgracia).
Sin embargo, siempre he estado absolutamente abierto al fenómeno digg me, y ahora me absorbe todo lo relacionado con las badges («¿insignias?»).
Esta tendencia se ha disparado en los últimos días, a partir del proyecto Open Badges de Mozilla:
Learning today happens everywhere, not just in the classroom. But it’s often difficult to get recognition for skills and achievements that happen outside of school.
Mozilla’s Open Badges project is working to solve that problem, making it easy for anyone to issue, earn and display badges across the web — through a shared infrastructure that’s free and open to all.
The result: helping learners everywhere display 21st century skills, unlock career and educational opportunities, and level up in their life and work.
La verdad es que el proyecto me parece muy atractivo, ya que favorece la diversidad en las competencias personales.
Un sistema de badges, de hecho, no es un sistema de evaluación, ya que dispersa las destrezas, creando perfiles individualizados, en la línea de la teoría de juegos. Mi estructura de badges, por tanto, no sería mejor ni peor que la tuya, sino simplemente diferente, a partir de una economía de escalas.
Voy a seguir muy de cerca este desarrollo de la analítica en mi nuevo blog: Caos Ordenado Relativo (COR), en el que publicaré con más frecuencia que en Nodos Ele, que queda como plataforma colaborativa de Lola, David y yo mismo.