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El sharismo de Isaac Mao

1015321102_7778e0a266Sharismo: Una revolución de la mente [pdf, trad. esp.]

Estoy entre los que piensan que no tiene sentido adaptar paradigmas predigitales a los nuevos entornos de aprendizaje, y que el humanismo no puede prescindir del conocimiento científico (como no lo hizo el patrón original del Humanismo renacentista). Si hay que elegir, me decanto por tecnólogos que conozcan el funcionamiento real de la mente –Rheingold, por ejemplo- antes que por luditas que inventan teorías mentalistas (Gardner, por ejemplo).

Esto es lo que me pasaba por la cabeza mientras escuchaba a Mario Rinvolucri hablar una vez más de su revolución humanista, que me temo que poco tiene que ver con lo que está pasando en «otros vagones del tren» (por usar su propia terminología). Mientras tanto, desde China llega un interesantísimo ensayo de Isaac Mao (maravilloso nombre) titulado «Sharismo: A Mind Revolution», un texto excepcional que parte de la idea de que compartir está en la naturaleza del ser humano, es decir, en la propia sinapsis neuronal.

Mao presenta el “sharismo” como el “Espíritu de la Era de la Web 2.0” y lo resume en una frase: «Cuanto menos compartes, menos poder tienes»:

Una cultura que no comparte (“non-sharing culture”) nos engaña con su absoluta separación de Espacio Privado y Espacio Público. Hace de la acción creativa una elección binaria entre lo público y lo privado, lo abierto y lo cerrado. Esto abre una brecha en el espectro del conocimiento. Aunque esta brecha tiene el potencial de convertirse en un espacio creativo valioso, la inquietud por la privacidad hace que esta brecha sea difícil de cerrar. No debería sorprendernos que, para sentirse seguros, la mayoría de la gente mantenga lo que podría compartir como privado y adopte una actitud “cerrada”. Tienen miedo de que Internet genere una capacidad de abuso contra la que no puedan luchar solos. Sin embargo, la paradoja es esta: Cuanto menos compartes, menos poder tienes.

He traducido el texto al español porque me parece que -con todo su exceso de optimismo, poesía y abuso del término «social»- se trata de un ensayo verdaderamente inspirador para el tiempo en que vivimos, y desde luego en el ámbito educativo: «Puesto que el sharismo puede mejorar la comunicación, la colaboración y la comprensión mutua, creo que tiene también un lugar en el sistema educativo».

La capacidad de compartir con nuestros estudiantes a partir del respeto a su individualidad va más allá de esa interpretación chata de la dimensión afectiva del aprendizaje tan de moda. Es a partir del respeto al individuo, a su decisión libre de interactuar o no, y de poner en juego estratégicamente su inteligencia conectiva como es posible entender una enseñanza libre de falsos ídolos y que responda a los fundamentos de la naturaleza humana.

    Si alguien quiere discutir la traducción puede hacerlo en este wiki: http://sharismo.pbwiki.com

On/Off Edgar Morin (Parte 2)

Mi posición global en la polémica Morin es On. Intento dejarlo claro en este post.

La primera vez que leí algo de Edgar Morin habían pasado exactamente 20 años de la edición del primer volumen de El Método (publicado en 1977 -no perdamos la perspectiva). Desde entonces no ha dejado de ser una obra de referencia en mi biblioteca. Además, es en parte culpable de que me esté dedicando a lo que me dedico.

Confesiones al margen, estoy de acuerdo con EQ en muchas de sus conclusiones, pero no puedo resistirme a escribir este On, en pro de una de las figuras que mejor puede ayudar a entender las implicaciones del paradigma complejo aunque, paradójicamente, no siempre haya sabido derivar lo mejor de su esquema inicial. No en vano, hace ya un tiempo que empecé a reivindicar la figura de Morin en el marco de la enseñanza de lenguas, aunque el propio interesado nunca haya tratado el tema de forma explícita.

Quizá el mayor error que podemos cometer a la hora de enfocar el paradigma complejo, tal como lo expone Morin, es hacer una lectura ideologizada del mismo. Si nuestra mirada es limpia, el análisis de los primeros volúmenes del Método reflejan con maestría, no sólo cómo se articulan el caos y el orden espontáneo, sino de qué manera el paradigma complejo entiende nociones esenciales, como la de información, «lo que a partir de un engrama o signo permite generar o regenerar neguentropía por contacto, en el marco o en el seno de una organización neguentrópica ad hoc«. Esto se traduce en que cualquier información, por ejemplo, una descripción de un sistema lingüístico, ha de entenderse de forma dinámica, inestable, abierta, caótica, que toda organización es fugaz, y que los intentos por asir un modelo explicativo no sólo son inadecuados, sino que además derivarán únicamente en frustración (para el lingüísta, para el profesor y, claro, también para el estudiante de lenguas). A todo el que siga este blog este asunto debería serle familiar

Precisamente de lo anterior se sigue lo que comentaba EQ sobre el valor que alcanza el concepto de estrategia en su gnoseología… Y sólo por eso Morin debería entrar directamente en el top 10 de lecturas imprescindibles sobre complejidad. El problema, creo, es que al final, tanto EQ como Morin acaban por reducir el paradigma a parámetros ideologizados que derivan, como no podía ser de otro modo, en malentendidos como el del post anterior, o en panfletos como Los siete saberes necesarios para la educación del futuro o «La identidad humana» (parte V del Método)

On/Off Edgar Morin (Parte 1)

Edgar_Morin

Está claro que mi posición global es Off. A ver si alguno de los nodos recoge el guante y me da la réplica, que de eso va el tema.

Ultimamente al nuevo paradigma educativo en red le están saliendo demasiados padres. Uno de los más «peligrosos» quizá sea Edgar Morin, porque anticipa conceptos atractivos, pero después de pervertirlos filosóficamente anulando lo que en ellos hay de liberadores. Además, sorprende su incapacidad para interpretar nada que sea medianamente trascendente: su miserable interpretación de Pascal -por ejemplo- provoca vergüenza ajena.

Morin oye campanas pero no sabe de dónde vienen. La idea de que un cierto desorden puede contribuir a una nueva forma de organización la toma de Heinz von Foerster pero rebajando sus implicaciones ontológicas y «desactivándola», por decirlo suave. En realidad, para Morin no existe el caos ni en el orden espontáneo, y apenas tímidamente se atreve a exponer la perogrullada de que la energía desordenada puede contribuir a cierta nueva forma de organización. Es triste constatar lo poco que aprovechó su estancia en los EEUU y cómo el contacto con genios como Henri Atlan no le sirvió de mucho. En cuanto vuelve a Europa se quita la careta y se pone a elaborar un gigantesco «Método» en el que levanta un megalomaníaco monumento al padre de todos los crímenes del siglo XX, el Sr. Jorge Guillermo Federico Hegel, y a despotricar de lo que llama «tecnociencia». Vamos a ver, este señor es un ludita que despotrica de la tecnología, a la que considera incompatible con lo humano. ¿Cómo va ser el precursor de una educación conectada?

Es verdad que tiene más interés cuando habla del paradigma complejo (aunque en el fondo no es más que una triquiñuela para vendernos una burra con orejeras), o cuando defiende el principio de incertidumbre, es decir, la forma en que pone en valor la competencia estratégica por encima del cualquier concepto programático. Pero, ¿qué credibilidad puede tener al respecto el autor del «Método»? También sorprenden algunos raptos de lucidez, como cuando para ilustrar su idea de la «readaptación permanente» echa mano de una mezcla de información y azar, y pone como ejemplo la victoria de Napoleón en Austerlitz. Ante un ejército superior en número, Napoléon aprovechó la aparición de una niebla imprevista para darle la vuelta y ganar una batalla que tenía perdida. Vale, para jugar al estratego sirve.

En el fondo, Morin lo que está es más perdido que Fabrizio del Dongo en Waterloo, además de preso de un corsé teleológico que no le deja moverse, y, lo peor, tampoco nos deja movernos a nosotros. Intuye algunas cosas -orden espontáneo, caos, competencia estratégica, etc.- pero no se atreve a sacar las consecuencias lógicas de todo ello.

Por si esto fuera poco, es autor de un indigesto panfletillo titulado «Siete ideas acerca de la educación», un montón de lugares comunes que a veces recuerda al Downes más demagógico. Reconozco que en cuanto llegué a lo de que la función de la educación es crear un «mundo responsable y solidario» no pude más y lo dejé de lado. Para Marinas de pacotilla, ya los tenemos en casa.

Chris McCabe y la nueva poesía futurista

Desde que estoy fuera de España ando un poco desconectado del panorama poético nacional, de modo que no sé hasta qué punto el cambio tecnológico está afectando a la manera de escribir o leer poesía. Tampoco es un tema que me interese demasiado. Recuerdo haber leído Mester de cibervía, de Vicente Luis Mora (1999) con cierta curiosidad, pero poco más (ahora V. L. M. dirige el Instituto Cervantes de Alburquerque, igual eso tiene que ver con esto). En la disputa, he solido estar más de la parte de creacionistas, cubistas o imagistas que de los futuristas.

Chris McCabe (1977) acaba de publicar su nuevo poemario, Zeppelins, que me ha gustado bastante (excepto la parte política panfletaria, previsible y floja). La poesía de McCabe es compleja y fragmentaria, parece escrita -no solo a causa de los temas- por alguien que se siente a gusto en un mundo conectado y digital. Sin embargo, esto que podría llevar fácilmente al desvarío sin sentido, se ve transformado por una mezcla de conciencia y conocimiento de la tradición literaria que termina enganchando y convenciendo.

Hay mucho de «déjà vu», una especie de repetición posmoderna de las primeras vanguardias del siglo XX (su libro anterior, The Hutton Inquiry tenía un aire a lo Veinte poemas para leer en tranvía de Oliverio Girondo pasado por el espejo imagista del joven Pound). No creo que McCabe llegue a ser el Ezra Pound del siglo XXI, pero aquí dejo un poema de este último libro, «A 98p Voicemail Message to Blaise Cendrars« («Mensaje de voz de 98 peniques a Blaise Cendrars»), leído por el autor y encontrado en YouTube:

https://youtube.com/watch?v=jKahiwVNlhk%26hl%3Des%26fs%3D1%26rel%3D0

Actualización: El texto del poema lo he copiado en los comentarios.

Cultura pop, aprendizaje y web 2.0

Por recomendación de Richard Gatarski he leído Everything Bad Is Good for You: How Today’s Popular Culture Is Actually Making Us Smarter, un libro en el que Steven Johnson refuta la idea de que la cultura de masas (cine, televisión, música pop, videojuegos, internet…) esté provocando un empobrecimiento intelectual. Al contrario, seguir un episodio de The Sopranos o navegar por la red amplían nuestro campo cognitivo y nos hacen más abiertos al aprendizaje. Es un libro que recomiendo, y mucho más fundado que Renaissance Generation, que la verdad es que se pasa tres pueblos.

Si en efecto la red es pop, no me extraña que sean grupos informales los que estén abanderando la innovación y el conocimiento libre. Cuando los del Grupo Nodos ELE estuvimos en Barcelona en el EPP07 (qué tiempos aquellos) nos llevamos para regalar un cedé con canciones con licencia CC (Creative Commons) y grupos copyleft. Parece lógico que estos grupos hablen en sus letras de innovación y cambio, como hacen Grande-Marlaska o los argentinos Matilda.

Esto me recuerda que hace poco, Fernando Santamaría ha traducido en su blog un texto de Teemu Arina en el que se hace eco de las 3 etapas en la relación entre el individuo y el conocimiento a lo largo de la vida de Seymour Papert (1980).

1. Etapa uno, que ocurre cuando nace el niño y empieza un proceso de aprendizaje individual que se adquiere mediante la exploración. Muy pronto las limitaciones de esta exploración requieren buscar adultos que les digan las cosas con las que el niño no es capaz de experimentar.
2. En la etapa dos, los niños entran en la escuela, en donde el aprendizaje por experiencias es gradualmente reemplazado por el aprendizaje de lo que se le dice. El trauma es detener el aprendizaje y aceptar que le enseñen.
3. Los que sobreviven a esta tortura intelectual estrangulante entran en la etapa tres, que implica desescolarización, aprender a aprender, experimentar y aprender a ser creativo, retornando efectivamente a la etapa uno.

Según Papert, volver a la etapa uno estaría en el corazón del aprendizaje para toda la vida. ¿Y si le ponemos música y lo llamamos «Desaprender»?

En papel también vale

Ya lo habrán visto por la red, pero por si acaso les dejo aquí una pequeña reseña sobre el libro Web 2.0, manual [no oficial] de uso. Esta iniciativa es heredera de aquel Blogs que el mismo Octavio Rojas coordinó y editó hace ya más de un año, de hecho la editorial vuelve a ser ESIC.

Como ocurrió con su antecesor la primera duda que se te ocurre es ¿para qué necesitamos un libro sobre la web 2.0 si toda esa información está ahí en la red a nuestro alcance? La respuesta depende del tipo de lector que se haga con el libro: si es un lego en el tema, le servirá como introducción documentadísima y bien cimentada, si es un usuario básico de la web colaborativa podrá encontrar muchos y buenos consejos e incluso si sus conocimientos son avanzados podrá encontrar detalles que desconocía y puntos de vista que no había tenido en cuenta.

En el equipo de redacción, además del propio Rojas, repite con respecto al libro anterior José Luis Antúnez, y se incorporan José Antonio Gelado, José Antonio del Moral y Roger Casas-Alatriste. Los contenidos se concentran en cinco grandes áreas: redes sociales, optimización de los blogs, agregadores, podcasting y videoblogging. Además, los autores han repetido la jugada del lanzamiento anterior y han creado una página en la que «siguen la conversación» con sus lectores, otro detalle que agradecemos. Por lo que se ve, la web 2.0 también se lanza a la conquista de las estanterías.

Plan 2.0 from Outer Space

Como ya comentamos hace algunos días, desde hoy está disponible para su descarga el e-book «Planeta Web 2.0. Inteligencia colectiva o medios fast food» de Hugo Pardo (Universitat de Vic) y Cristóbal Cobo (FLACSO-México).

Además han creado una página en la que ofrecen un montón de extras que completan la descarga y que le aportan un valor añadido, especialmente un resumen utilísimo de las cinco nociones básicas de cada capítulo y por supuesto un blog en el que encontramos una entrevista a los autores con la posibilidad de bajársela como podcast.

No he visto nunca una presentación bibliográfica en red más cuidada. Por lo que he estado leyendo, me parece que como mínimo este libro es una forma cómoda de ordenar ideas sobre la 2.0. Tiene algo de resumen y algo de provocación, y por tanto puede ayudarnos a situarnos en un entorno tan inestable y al mismo tiempo estimularnos para pensar un poco más allá.

10-S

Es la primera vez que apunto en mi agenda el lanzamiento de un libro gratuito con licencia CC. Los autores son Hugo Pardo (Universitat de Vic) y Cristóbal Cobo (FLACSO-México) y el título tiene un punto de provocativo que engancha: «Planeta Web 2.0. Inteligencia colectiva o medios fast food».

| Vía e-learning, conocimiento en red y web colectiva