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Geekonomía (2010) de Hugo Pardo Kiklinski

Hoy se ha lanzado la release version del nuevo libro de Hugo Pardo Kuklinski: Geekonomía. Un radar para producir en el postdigitalismo. Col·lecció Transmedia XXI. Laboratori de Mitjans Interactius / Publicacions i Edicions de la Universitat de Barcelona.

La obra tiene dos sistemas de distribución en paralelo: 1) el tradicional, con precio de portada y venta en librerías y en Internet; 2) un e-book con un diseño diferenciado, actualización y contenidos extras para aprovechar todas las virtudes de la Web 2.0, editado bajo licencia copyleft y de acceso gratuito en la Red -con una opción para hacer donaciones vía PayPal.

El libro consta de 5 capítulos. A mí me ha interesado especialmente el capítulo 4, en el que se reflexiona sobre el concepto de «marcas blancas» universitarias, del que ya hablamos en este blog hace unos meses, así como de enseñanza informal, nativos digitales y otros temas cercanos. Muy recomendable seguir las conversaciones del autor con Carlos Scolari en el canal Geekonomia de YouTube:

https://youtube.com/watch?v=uVBpdcV4DAE%26hl%3Des_ES%26fs%3D1%26

En todo caso, ¿cómo pensar desde este punto de vista la situación de la enseñanza de ELE en nuestros días? ¿Universidades, escuelas, Instituto Cervantes, Fundaciones, editoriales, digitalismo? ¿Cómo están recibiendo la influencia de las TIC en la gestión del conocimiento y en todas sus prácticas, cómo se ubican con respecto al postdigitalismo y el liderazgo social? ¿Hasta qué punto podemos hablar en el campo ELE de «marcas blancas distribuidoras de títulos oficiales»? ¿Cómo afecta el «monopolio de la acreditación» a este campo? ¿Cómo entender de una vez que en la era postdigital el estudiante no es un cliente, sino un miembro activo de una comunidad de aprendizaje?

Un análisis del mundo ELE desde los presupuestso del capítulo 4 de Geekonomia sería muy útil y revelador.

Marcas blancas y educación

No he leído todavía el nuevo libro de Alejandro Piscitelli: Nativos digitales. Dieta cognitiva, inteligencia colectiva y arquitecturas de la participación (Santillana, 2009), pero creo que tengo suficiente información como para hacerme una idea de su contenido. Me gustaría al respecto llamar la atención sobre la excelente reseña de Hugo Pardo Kuklinski en digitalismo.com.

Piscitelli es siempre una fuente de estímulo constante, gracias no solo a su fértil capacidad de generar ideas sino también a esa lectura proactiva de que habla Kuklinski, y a la que felizmente nos aboca. Sin embargo, creo que cada vez está más equivocado; ya de principio me supuso una sorpresa que insista en el término «nativos digitales» cuando el propio Marc Prensky ha entonado con muy buen criterio la palinodia, y cuando ya sabemos que es una noción insostenible.

La reseña está hecha con afecto hacia al maestro, pero desmonta los errores de base del libro; es lo que llama «matices», y que en realidad son auténticas refutaciones:

    1. La publicidad no puede ser referencia para el mundo educativo, ya que se trata de una institución que está más en crisis todavía. Kuklinski pone el dedo en la llaga acuñando la afortunada expresión «marcas blancas de la educación», que desde ya me apunto como uno de los conceptos que marcarán los próximos años. Dice HPK:

    Seguramente Piscitelli escribe pensando en Argentina y Latinoamérica y no le falta razón. Pero mi experiencia europea en España y la americana en Stanford University me dice que existen instituciones educativas y/o profesores que logran un sentido de pertenencia de sus usuarios tan relevante que se convierten en marcas reconocidas. Y ese sentido de pertenencia es de por vida transmitido en el valor de “pertenecer” a dicha institución (algunas universidades latinoamericanas de élite podrían entrar en esa categoría como el TEC de Monterrey, por ejemplo).

    El problema lo tienen las “marcas blancas” de la educación, las instituciones que no han sabido o podido construir prestigio a su alrededor y que se convirtieron irremediablemente en un costoso parking de jóvenes antes de ingresar al mercado laboral y en un aún más costoso espacio de profesores sin voluntad de crecer profesionalmente, sin redes internacionales y muy cómodos en su rol funcionarial, sin exigencias meritocráticas ni competencia real, cómodos en la cultura endogámica que les ofrece el sistema (pienso en España donde la tasa de endogamia es altísima).

    2. La periferia educativa es un mito. Citando a la Stanford Social Innovation Review: «The biggest obstacle to reducing poverty is not low-income communities’ lack of capacity, but society’s stereotype they are unable to help themselves.». Exacto. La brecha digital -en una sociedad de conocimiento en red- no depende del hardware sino del mindware, y por tanto de factores sociales. Esto es tan aplicable a la Argentina como a España, cuyo futuro en este terreno está por ver.

    3. La novedad del cambio tecnológico es falsa. Siempre la ha habido. La hubo al cambiar el rollo de papiro por el libro de pergamino, y la hay ahora.

Frente a esto, las reflexiones de Piscitelli sobre cultura pop, basadas en Steven Johnson, uno de los autores que más seguimos en Nodos Ele, y sobre redes sociales, centran mejor los asuntos, a mi parecer.

Lo mejor en todo caso es que lean el libro de Piscitelli -dejándose llevar por su entuasiamo proactivo– y la reseña de Hugo Pardo Kuklinski, y saquen conclusiones por sí mismos. Personalmente estoy de acuerdo con la tesis de base de este último: un adanismo basado en cambios tecnológicos supuestamente revolucionarios llevados a cabo por una generación de nuevos entes cognitivamente superiores, es un error de bulto.

Lo que en realidad se está configurando es una nueva forma de interacción entre los elementos del complejo educativo, en la que la marca de cualquiera de ellos vendrá referenciada en términos de reputación, conectividad y conocimiento; una Universidad, por ejemplo, más cercana a las medievales que a las del siglo XX.

Lo demás no parece sino una nueva versión del antiguo lema de la sociedad industrial: «el cliente siempre tiene la razón».

It's Student, Stupid!

Ahora que Marc Prensky ha decidido dar por amortizada su conocida dicotomía entre nativos e inmigrantes digitales para poner el foco sobre lo que denomina “digital wisdom”, debemos ser más conscientes todavía de que el protagonismo del cambio en el mundo educativo no puede darse más que desde y para los propios estudiantes.

Hace unos días Lola Torres recuperó en su blog -en el marco de una entrada que tiene los enlaces justos, aunque no estén desarrollados- el vídeo que Michael Wesch montó en 2007 a partir de las ideas de 200 estudiantes de Antropología Cultural de la Kansas State University. Aquí son los propios estudiantes los que toman la palabra y cuentan cómo y qué necesitan aprender, qué objetivos, esperanzas o sueños albergan para el futuro, cómo prevén ese futuro que les pertenece:

Supongo que Lola ve este hecho en una línea «edupunk» (su entrada lleva por título «hackeando la educación»). Los que vemos el mundo educativo desde un punto de vista «edupop» miramos con interés iniciativas como la de GradeGuru, un servicio en el que los estudiantes que necesitan mejorar sus notas pueden contar con la ayuda de otros compañeros, a cambio de una recompensa económica:

«GradeGuru.com is a note sharing platform for college students to share notes, give each other feedback and engage in collaborative learning. GG is an information sharing site created by students for students. We’re also providing students with cash and rewards for their notes because we believe students should earn for sharing their knowledge. Our vision is to create a community of students who can rely on each other for academic support – whether through the feedback they receive on the notes that they contribute, or the ability to download their peers’ notes for free.

Since GradeGuru is a meritocracy, how much you get rewarded will be determined by how good your peers think your notes are.»

A los profesores nos pagan por enseñar, ¿por qué los estudiantes que enseñan a sus pares no pueden recibir a cambio lo que quieran? Es lo que subyace en el sharismo de Isaac Mao, y en el Manifiesto Edupop que David Vidal y yo publicamos en este blog:

«Technology and knowledge must be free to share, sell or use in order to give away ideas, innovations and visions. So we will receive whatever is shared, sold or gave away in return. We live in a connective world where culture and knowledge is everywhere, and individuals must be free to do as they want in it».

Y de Alemania viene Sofatutor, que ha entrado en beta esta semana, otra iniciativa nacida entre universitarios. La idea no está totalmente definida todavía pero se trata de una plataforma educativa basada en la posibilidad de que cualquiera pueda producir vídeos al estilo commoncraft y gane dinero con ello:


sofatutor introduction from SofaTutor on Vimeo.


En el fondo, todo va en la misma dirección: horizontalidad, sharismo y foco en el aprendiente que es el protagonista tanto del proceso de aprendizaje como del proceso de enseñanza.

Alabanza de Denis Rancourt

3268492487_0243397d83_mEl profesor de física de la Universidad de Ottawa (Canadá) Denis Rancourt decidió no evaluar a sus alumnos -mejor dicho, decidió darles la máxima nota desde el principio:

[Its is not my job] to rank their [students] skills for future employers, or train them to be “information transfer machines,” regurgitating facts on demand. Released from the pressure to ace the test, they would become “scientists, not automatons”.

Lo han despedido con una violencia inusitada: «In December, the senior physicist was suspended from teaching, locked out of his laboratory and told that the university administration was recommending his dismissal and banning him from campus». Pero no solo eso, lo tratan como a un delincuente:

Firing a tenured professor is rare in itself, but two weeks ago the university took an even more extreme step: When Prof. Rancourt went on campus to host a regular meeting of his documentary film society, he was led away in handcuffs by police and charged with trespassing.

Pueden leer la noticia completa aquí. D’Arcy Norman se hace eco del hecho en su blog y lo comenta acertadamente -aunque echo a faltar un comentario sobre la forma en que está siendo tratado:

As we continue moving toward a more individual and portfolio-driven assessment of a person’s abilities, philosophies, and educational contexts, grades become less meaningful anyway. What may have been lacking in Rancourt’s class was some concrete means for students to document and describe their learning, once their A+ grade had been essentially rendered meaningless as an assessment metric.

La actuación de Rancourt me parece ejemplar, y el hecho de que haya suscitado tal «rancour» en su contra por parte de la universidad me parece que indica que ha puesto el dedo en la llaga de un sistema que se mantiene mediante la coacción evaluativa. Como bien dice: “Grades poison the educational environment. We’re training students to be obedient, and to try to read our minds, rather than being a catalyst for learning”:

[vía elearnspace]

Academic Earth

22510v2-max-250x250Soy un firme partidario de la clase magistral, siempre y cuando quien la dé sepa de lo que habla y tenga la capacidad de hacer atractiva la charla. Por eso me parece que Academic Earth es una estupenda iniciativa, ya que pondrá al alcance de cualquiera que entienda el inglés miles de clases grabadas a profesores de las universidades de Berkeley, Harvard, MIT, Princeton, Stanford y Yale.

Por el momento no hay ningún apartado que tenga que ver con la lingüística o con la enseñanza de lenguas -la plataforma está en beta-, pero a través del buscador se encuentra esta disertación de Paul Bloom (Yale University) sobre teorías de adquisición, especialización e intercultura del lenguaje.

Yo me he registrado para recibir las nuevas clases que vayan ofreciendo. La herramienta es muy amigable y de calidad, a la altura de las universidades que están en el proyecto.

Menos tecnología, más pedagogía | y 2

Como las muestras y los botones están para algo, voy a dejar aquí dos ejemplos de lo que quería comentar en el post anterior.

Se trata de dos extractos de un artículo sobre una iniciativa universitaria que no sabría muy bien cómo definir (aunque se me vienen a la cabeza ideas como despilfarro, falta de imaginación o desconocimiento del medio).

Con Polimedia se consigue recrear una clase magistral a distancia, con los mismos elementos que el profesor y el alumno tienen en una clase presencial.

Y todavía mejor:

El tipo de clases que se pueden grabar incluyen las metodologías más clásicas, como la pizarra o las más novedosas como las presentaciones interactivas de programas.

Sencillamente, es como si el siglo de Piaget, Vygotsky o Brunner nunca hubiera existido. Magister dixit.

¿Universidad distribuida? ¿universidad informal? ¿universidad?

Imagen de Felipe Fatarelli

Ya hemos hablado de la necesidad de abrir las aulas en las clases de lengua extranjera. De forma paralela creo que va creciendo ultimamente la necesidad de abrir las instituciones, para facilitar cursar programas académicos «on-demand» más flexibles y permeables.

Leo hoy en Weblogg-ed un interesantísimo post que me recuerda muchas de las discusiones que han tenido lugar en mi departamento en los últimos meses sobre el diseño del nuevo máster de formación de profesores y su homologación oficial. En dicho post Will Richardson fantasea sobre la posibilidad de una universidad distribuida en la que los alumnos puedan elaborar a la carta su programa de estudios eligiendo sin respetar las barreras de instituciones o programas académicos.

So, seriously, as Jeff asks, “Why should my son or daughter have to pick a single college and with it only the teachers and courses offered there?” In eight years when my daughter gets to this point (if I haven’t convinced her to travel the world and “find herself” first, or, if she hasn’t started her own business), I’m hoping she’ll be able to cobble together her own coursework from whatever the “best” options are at that point. And, as Jeff asks, why shouldn’t professors be able to pick their own students from among the best of the bunch, not just those from his or her institution?

La idea no me parece descabellada, teniendo en cuenta el potencial del e-learning bien entendido. Me doy cuenta en mis cursos de la universidad de lo enriquecedor que resulta para mí y para los estudiantes abrir puertas y ventanas a expertos e interesados «externos» a la institución. Yo me dedico a formar profesores de E/LE y a éstos les resulta interesante y motivador conversar con profesionales en ejercicio y con estudiantes de otras latitudes sobre lo que están estudiando. Invitar a un profesor de otra universidad o de otro instituto a un chat o a una presentación por videoconferencia no resulta ningún problema. Pero ¿y si la cosa fuera más allá? Richardson reflexiona sobre un horizonte más ambicioso en el que alumnos y profesores se seleccionen recíprocamente y con su emocionante narratividad el hipertexto me lleva a la fuente: un fascinante post de Jeff Jarvis en el que se puede leer:

So I think that education has a rude shocking coming unless it gets ahead of this change and figures out how to become less of an institution and more of a platform. I hear a lot of universities talking proudly these days about their going interdisciplinary within their own institutions — that is, enabling two departments to finally start working together offering courses. But that’s not nearly far enough; that’s like a media company talking about synergy. What they need to do instead is start thinking past their ivied walls to work with other universities and with networks of teachers and students, not to mention alumni who leave with knowledge and gain more knowledge they could and should share.

So what does the distributed university look like?

En mi opinión la respuesta a la pregunta de Jarvis tiene mucho que ver con el sentido común y se parece más a una comunidad de práctica que a una universidad. Pero, ¿cómo insertar las conversaciones, los procesos, el aprendizaje informal y los encuentros fortuitos que se dan en una comunidad en el corsé de tablas de créditos, convalidaciones y notas medias? Las universidades están trabajando ahora en eso con mayor o menor fortuna y hay que reconocer que es una tarea difícil.
Como profesora universitaria no tendría problemas en aceptar alumnos de otras universidades en mis cursos en línea y seguro que muchos otros colegas de otras universidades harían lo mismo. En definitiva ése es el objetivo de Bolonia y ahora puede hacerse sin salir de casa.
¿Lo entenderán en la oficina de convalidaciones?

Actualización: Merece la pena seguir la discusión en el blog de Richardson con comentarios tan sustanciosos como este de Harold Jarche:

If educational institutions were really in the learning business, they would embrace the internet and offer the context that is necessary for learners. Learning strategies are important, as noted by Joan, but not taught well. Perhaps the problem is that many professors profess instead of facilitating learning. Institutions can also maintain and expand their influence by taking seriously their role in accreditation (quality control). Does it really matter how or when the student learned something? Isn’t it more important to show competence? Maybe the future leaders in education will be those institutions who 1) help learners and 2) assure that competence has been achieved.

Miedo 2.0

Me ha gustado la «promo» que ha hecho Alec Couros para uno de los cursos que está dando ahora en la University of Regina (Canadá) -muy recomendable, como todo lo suyo:

En los próximos días seguiremos hablando del miedo a la web 2.0 en el ámbito educativo. ¿Está justificado? ¿Está justificada al menos una cierta mirada más crítica hacia el tema?

Innovación y ELE 2.0

Ultimamente está circulando por la red un vídeo en el que Jordi Adell, de la Universidad Jaume I de Castellón, habla sobre la competencia digital de los profesores. Son 5 minutillos muy entretenidos (lo bueno empieza hacia el minuto 2):

Me ha gustado especialmente la forma en que lo comenta el Prrofesor Potâchov de Moldavia, autor de uno de los dibujos del año. Se me ocurren algunas apostillas al hilo de la charla de Adell:

1. Yo diría que la primera fase es más bien la de negación. Muchos no pasan de ahí, algo que me parece muy bien y muy coherente.

2. Creo que en el mundo ELE estamos en la fase 2: adopción. Hacer lo mismo pero con nuevos medios.

3. Me encanta el palo que le da al PowerPoint, una de las herramientas más casposas que existen y culpable de que muchos profesores hayan desempolvado sus cutretransparencias para seguir haciendo lo mismo pero dándoselas de «educative innovéision». No me cansaré de recomendar «The Cognitive Style of PowerPoint», donde Edward R. Tufte deja las cosas claras para quien quiera leerlas.

4. Quiero pensar que personalmente estoy pasando de la fase 4 a la fase 5, y desde luego Nodos_Ele es un grupo que apuesta por la innovación, que para mí no significa hacer con las TICs «lo que nadie ha hecho antes» sino encontrar el auténtico significado educativo de este cambio de paradigma al que llamamos web 2.0 a falta de otra etiqueta mejor.

4. Poner como ejemplo de innovación una «webquest geográfica» me parece que no tiene pase, y no por Jordi Vivancos, que efectivamente es «un tío muy bueno». A veces pienso que hay una «brecha» de la que se habla poco, la que hay entre profesores universitarios y los que trabajamos a pie de campo. Si uno mira el programa del XVI Encuentro Práctico de Barcelona, por ejemplo, y compara lo que proponen algunos profesores de universidad con el resto, se da cuenta de que no han pisado un aula de ELE en su vida. !!Una webquest, mare de Deu!!.

Actualización: Potâchov me lee el pensamiento.

Proyecto Campus


Hace tiempo que las universidades catalanas vienen anunciando la puesta en marcha de Proyecto Campus, un campus virtual basado en la integración de Moodle y Sakai. Según anuncian en su web «faltan 133 días para terminar el proyecto», de modo que hacia enero de 2008 debería estar funcionando.

Para la primera semana de octubre (días 3, 4 y 5) hay previstas unas Jornadas de Puertas Abiertas, con un programa muy atractivo [pdf], aunque demasiado técnico para mi gusto, ya que están aún implementando la arquitectura base del proyecto.

Si alguien se pasa por allí, igual nos puede contar algo.