Cuando estudiaba lingüística aplicada a la enseñanza de lenguas (a principios de los 80), solíamos empezar directamente con el método comunicativo, tras un somero repaso a los anteriores, del natural al audiolingual, pasando por el de traducción inversa, etc.
Al tratar de la influencia del conductismo, nunca faltaba alguna referencia al ejército de los Estados Unidos, que era quien había aplicado la «conducta verbal» de Skinner de manera más sistemática. Sin embargo, hasta ahora no había visto imágenes reales de cómo eran las cosas en esa época, inmediatamente anterior a Chomsky (cuyo innatismo está cada vez más en cuestión, pero que fue aire fresco entonces) y a los estudios cognitivos. En este artículo, que se titula «The history of America’s multilingual military» no solo hay un resumen del tema, sino enlaces a materiales audiovisuales producidos por el Defense Language Institute. Foreign Language Center (DLIFLC), puesto en marcha durante la II Guerra Mundial y que sirve de escuela de idiomas para los soldados norteamericanos.
Lo que me ha llamado la atención es un documental de los años 50 que refleja fielmente la metodología conductista de la que hablan los libros: clases basadas en la repetición, ejercicios de «drills», laboratorios de idiomas, simulaciones, inmersión cultural de trapillo…, en fin, todo lo que barrimos con el «enfoque comunicativo», aunque algunos intentan volver a darnos gato por liebre con el truco de las «nuevas tecnologías».
He seleccionado los 15 minutos centrales del documental, por si a alguien le interesan. El filme no tiene desperdicio, pero reconozco que la simulación en la camisería mexicana (en unos barracones de pegote, ordenados por zonas del mundo) me ha tocado la fibra sensible. El dependiente está muy en su sitio, a pesar del uniforme, y ese «aquí la tiene su tamaño, señor» me parece bien, aunque ¿alguien entiende qué número usa el cliente? Ahora bien, lo de escuchar pasodobles en las pausas entre clases me ha parecido ya muy friki, pero vamos que todo en general es un disparate. Y que Skinner me perdone.