Los países escandinavos no son perfectos. Nadie lo es. Pero han llegado a la conclusión de que la educación debe ser un derecho asimétrico, adaptado a cada persona.
Por eso, en Suecia existe el cheque escolar, la libre elección de centro y la competencia en el mercado educativo.
Dos consecuencias de esta liberalización del conocimiento, que contrastan con la situación española, son:
que las familias prefieren enviar a sus hijos a una escuela pública, ya que saben que, gracias a la libre competencia, será de mejor calidad que la privada (al contrario que en España, donde el que puede mete a sus hijos en un colegio privado, porque sabe que sin eso no tiene mucho futuro)
que los países escandinavos son los mejores del mundo en dominio del inglés, ya que nadie va a estudiar (si puede elegir libremente) en la lengua local de su región, pudiendo hacerlo en una lengua global de comunicación. El nivel de inglés en España es hoy inferior al de hace 15 años, según datos del British Council en Madrid.
Estos días las calles de Estocolmo están llenas de los anuncios con los que los centros educativos pretenden que los padres se gasten el dinero de sus impuestos con ellos y no con otras escuelas. Los mensajes más frecuentes son: somos exigentes, somos globales, somos digitales…
Mientras tanto, en otros sitios se habla de religión (en Suecia hay libertad religiosa, de modo que la expresión de las propias creencias es un derecho básico que no se discute), de «escuela 2.0» (pasen por eBay y verán dónde han acabado muchos de los ordenadores regalados con dinero público) y de hundimiento en los informes internacionales.
No será por falta de modelos de lo que se conoce pompósamente como «buenas prácticas».
La relación entre futbolistas y lenguas es apasionante. Al tratarse de gente del común que sabe darle patadas a un balón y que suele llevar una vida nómada, de país en país, son una fuente inagotable de reflexiones sobre el tema (que yo sepa, poco estudiado).
La última es la que ha liado Fabio Capello, el italiano que hace ahora de seleccionador de Inglaterra.
Si ya era curiosísima su relación con la lengua inglesa, ha terminado de liarla parda con estas declaraciones (por cierto, un ejemplo perfecto de esa preciosa lengua que se llama globish):
I think when I speak with the players they understand everything. I think in this job, it’s important when you speak with the players.
If I need to speak about the economy or other things, I can’t speak. But when you speak about tactics, you don’t use a lot of words.
I don’t have to speak about a lot of different things. Maximum 100 words.
Esto último es lo que ha montado el pollo. La prensa británica se lo ha tomado de todos los colores. El estirado The Independent hace un análisis serio sobre la arriesgada afirmación léxica del «macarroni». Por su parte, la BBC incluye en su artículo una lista con las 100 palabras más frecuentes del inglés, para uso de Capello y sus muchachos (la primera es «the» y la última es «us»; supongo que a eso se le llama «humor británico», aunque en Granada lo conocemos como «malafollá»).
The Guardian aprovecha para publicar unas «Language lessons with Fabio Capello», que incluyen de paso una lista con las 100 palabras imprescindibles para un profesor:
El tabloide The Sun también le saca punta al tema y afirma que, para lo que gana, cada palabra del «míster» le cuesta al contribuyente inglés 60.000 libras esterlinas. Además, proponen una posible «lista de Capello», con las siguientes 100 palabras, que nos divertirán especialmente a los aficionados al fútbol:
Y no menos desopilante (al menos yo me he tirado por los suelos; «desopilante» es algo así como «muy divertido», lo digo para los que vengan de la LOGSE) es el artículo del Daily Star, que va con video incluído y una recopilación de mejores momentos.
La verdad es que Fabio Capello habla un globish magnífico y muy bonito, pero eso de que con 100 palabras se entiende sin problemas está siendo el «polverone» lingüístico de estos días en Gran Bretaña. Y en Italia…
"Los galaaditas cortaron a los efrainitas los vados del Jordán; y cuando los fugitivos de Efraín decían: “Quiero pasar”, le preguntaban los galaaditas: “¿Eres tú efrainita?” Y cuando respondía: “No”, le decían: “Di schibólet”; mas él decía: “sibólet”, pues no sabía pronunciarlo bien. Entonces lo prendían y lo degollaban junto a los vados del Jordán. Así murieron en aquel tiempo cuarenta y dos mil efrainitas. [Jueces 12:5-6]”
Me salgo un poco del tema de las nuevas tecnologías para llamar la atención sobre el estimulante artículo que publican hoy en el Diario de Sevilla José Plácido Ruiz Campillo (Columbia University) y Juan José Romera López (autor de uno de los libros del año en el campo de la educación obligatoria: Retrato canalla del malestar docente, Toromítico, 2010).
En esta tribuna periodística vuelven a hilvanar algunas necesarias obviedades sobre el enorme engaño de la gramática y su evaluación en la actualidad: una gramática que no habla sobre la lengua sino sobre lo que debería ser la lengua, y una evaluación que solo sirve para que alguien obtenga un papelito diciendo lo que otra persona «habilitada para ello» quiere que diga:
Si a los alumnos de Física se les explica cómo opera el efecto fotoeléctrico y no cómo debería operar, si en biología aprenden cómo evolucionan las especies y no cómo deberían evolucionar, ¿por qué en Lengua se les machaca con cómo debería o no debería ser la lengua y se les niega la descripción científica de cómo realmente es y cuáles son las leyes que explican su funcionamiento real? ¿Por qué la asignatura de Lengua es la única donde el objeto de estudio no es la misma lengua, sino los libros sagrados que glosan sus misterios? ¿Por qué es la única donde se niega el conocimiento disponible y se impone el dogma?
Un adolescente no tiene por qué encontrar problemático, por ejemplo, memorizar para un examen que el subjuntivo es el modo de la irrealidad, y felicitarse después del examen diciendo «Me alegro de que haya caído esa pregunta», formulando adecuadamente en subjuntivo la evidencia. En cualquier caso, examen superado.
Como ellos mismos reconocen, la «gramática taxidérmica» seguramente seguirá en el mismo sitio, como el dinosaurio de Monterroso; pero recordar de vez en cuando cuatro cosas al alcance de cualquiera supone un ejercicio intelectual muy recomendable.
Hablábamos el otro día de la Escuela 2.0, o, mejor dicho, hacíamos que dos vídeos de propaganda de 1964 y 2010 hablaran de lo que se entiende en la administración educativa española por integración de las nuevas tecnologías en la escuela.
Esta mañana nos desayunamos con un artículo que pone negro sobre blanco los planes de la Generalitat catalana en esta materia: «El libro digital, en el instituto»:
Lo primero que hará un alumno al llegar a clase es abrir su portátil, y entrar en la plataforma virtual de su colegio, donde estará el material de las editoriales.
Dentro de la plataforma de cada centro habrá un espacio para que los alumnos hagan ejercicios y el profesor los corrija, recalca el director general de Educación Básica y Bachillerato.
Aprovecho que Cobo y Moravec han convertido el blog sobre «aprendizaje invisible» en una comunidad Ning, para publicar una traducción que tenía pendiente sobre «aprendizaje ubicuo».
Consta de dos textos de Bill Cope y Mary Kalantzis | Facebook New Learning, publicados en el volumen colectivo Ubiquitous Learning (2009). El primero es una introducción, en la que presentan el origen del proyecto. El segundo propone algunos cambios que pueden implementar la ubicuidad del aprendizaje. Son 15 páginas con licencia CC 3.0 que pasan a formar parte de la colección «Manifiestos» de la Editorial Nodos Ele:
Cope/Kalantzis: «Aprendizaje ubicuo» (2009). Traducción: Emilio Quintana | PDF
En cuanto al proyecto de aprendizaje invisible señalar que la fecha de cierre de la convocatoria (contribuciones de todo tipo) se amplía al 31 de agosto de 2010, y que están colgando ya algunas micro-entrevistas en skype (con un sonido muy malo, por cierto, que deberían arreglar) con personas interesadas en discutir y reflexionar en torno al tema.
Hace unos días David Gelernter publicó un texto en una revista alemana que está dando bastante que hablar. Hay que recordar que Gelernter fue el primero que habló de «cloud computing» -en su libro Mirror Worlds (OUP, 1992)-, y quien acuñó la palabra «lifestreaming».
La revista Edge ha publicado una versión en inglés, que consta de 35 puntos: «Time to start taking the Internet serously». Para dar una idea del contenido, he creado elwordle de arriba: información, flujo, tiempo, nube… son algunas de las palabras clave.
El padre de la «vida en red en la nube» parece preocupado porque la corriente del «real-time» nos ahogue en una inundación masiva de bits decontextualizados. Lo que viene a decir es: no se puede estar siempre huyendo hacia delante, hay que encauzar el flujo en tiempo real de modo que tenga sentido tanto hacia el futuro como hacia el pasado, es decir, pasar de «real-time» a «lifestream». Que la red madure. Vale, de acuerdo, seguramente es cuestión de tiempo que las cosas vuelvan a su cauce, ya veremos.
Por lo demás, en 2 de los puntos se refiere a la educación:
11. La red está acabando con las universidades y liberalizando la educación. Esta idea está en Geekonomía (2010), guía imprescindible para entender el estado de la sociedad posdigital de hoy (y en español):
«The Internet will never create a new economy based on voluntary instead of paid work — but it can help create the best economy in history, where new markets (a free market in education, for example) change the world. Good news! — the Net will destroy the university as we know it (except for a few unusually prestigious or beautiful campuses)».
26. No se aprende a ser profesor en la Facultad de Educación. Tampoco se aprende a usar la red en cursos ni escuelas:
«To become a teacher, master some topic you can teach; don’t go to Education School and master nothing. To work on the Internet, master some part of the Internet: engineering, software, computer science, communication theory; economics or business; literature or design. Don’t go to Internet School and master nothing. There are brilliant, admirable people at Internet institutes. But if these institutes have the same effect on the Internet that education schools have had on education, they will be a disaster.
A Richard Gatarski lo conocimos David Vidal y yo en Utrecht hace un par de años. Nos gustó mucho su intervención en el IPON 2008 (una especie de Educared holandesa) y mantuvimos una charla que grabamos malamente con un móvil.
En Estocolmo me lo he encontrado un par de veces y en noviembre leí una entrevista que le hacían en la revista Lära Stockholm que me dejó un sabor agridulce. La entrevista la hemos traducido del sueco yo mismo y Juan Manuel Higuera (Universidad de Dalarna) y la publicamos aquí:
En buena parte se tratan temas locales que atañen al sistema educativo sueco, pero hay algunos puntos de interés general. Puede servir para comparar (en cierto modo) el sistema sueco con el español -algo que a Juanma y a a mí nos interesa por cuestiones de trabajo. Destaco 2 temas:
Aunque es verdad que Gatarski se refiere a los profesores como personas que deben estar abiertas a lo nuevo y en contacto con la cultura de su entorno, creo que se equivoca cuando pone el énfasis en el equipamiento informático y no en el desarrollo de la competencia digital. Y más en un país como Suecia en el que la conexión a la red es prácticamente universal.
No me convence del todo la forma en que integra educación y empresa, ni la forma en que maneja el concepto de marca escolar, a pesar de que concuerdo con él cuando le da importancia a la generación de un perfil reconocible (frente a los que piensan que con anuncios se «captan» estudiantes). Con todo, estoy mucho más de acuerdo con las ideas de Hugo Pardo Kuklinski cuando habla de «marcas blancas» educativas y de geekonomía.
En el futuro espero postear más cosas sobre la educación y la enseñanza de lenguas extranjeras en Suecia.
En los últimos tiempos, Ismael Peña-López anda dándole vueltas a dos temas básicos: la política en la era digital, y el desarrollo de una auténtica competencia digital en la sociedad red (o «sociedad postdigital», que dicen otros).
De hecho, acaba de abrir un blog específico con el nombre de SociedadRed (escrito en español, ojo) en el que piensa desarrollar esta línea de investigación, que tuve la oportunidad de conocer de primera mano en un seminario al que asistí el pasado julio en Barcelona.
Ahora publica al respecto un artículo imprescindible:
Este artículo incide en un tema que cada vez está más claro: que el cambio educativo no es tecnológico sino de competencias:
En este artículo … tratamos por qué las políticas que se centran en las infraestructuras (p. ej., portátiles) no son la respuesta, puesto que principalmente dejan las competencias digitales desatendidas, conduciendo a (o no contribuyendo a corregir) el vacío digital en las universidades en materia de habilidades.
Mientras tanto, en España se sigue gastando el dinero en iniciativas muy vistosas pero de escaso rendimiento demostrado -el artículo aporta datos inapelables-, e importantes instituciones del mundo ELE mantienen aulas multimedia que casi no se utilizan, en países en que toda la población tiene acceso a la red desde casa.
Ese no es el camino. Si no hay un cambio de mindware (mental), el hardware (tecnología) no sirve para nada.
Si algo caracteriza el desarrollo de la cultura digital, y la función de la red para el conocimiento y la educación, es la libertad; la web 2.0 es una de las formas en que se ha desarrollado una cultura más libre basada en el individuo.
Un ejemplo reciente, lo tenemos en una entrada de Ignacio Escolar sobre Wikipedia, en la que dice:
A pesar de sus defectos, tan humanos, la Wikipedia es perfecta. Casi perfecta. Demuestra una gran verdad: que, pese a lo que siempre ha dicho el capitalismo, no es cierto que la gente sólo se mueva por dinero. Es falso eso de que nadie hace nada gratis. Tan poderoso motor como el egoísmo lo puede ser la filantropía. La Wikipedia, de la A a la Z, está escrita por voluntarios, por decenas de miles de ellos; generosos internautas que ni siquiera tienen la recompensa de ver su firma en un texto que es, por definición, anónimo.
Albert Esplugas ha tenido que recordarle cuál es el origen de la cultura wiki y cuáles son los fundamentos intelectuales de Wikipedia, según su creador:
Jimmy Wales (creador de Wikipedia), es un autodeclarado liberal (randiano para más inri), y cita como inspiración del proyecto a Friedrich Hayek y su célebre ensayo sobre la coordinación de la sociedad en un entorno de información dispersa.
En palabras de Wales: «Hayek’s work on price theory is central to my own thinking about how to manage the Wikipedia project (…) One can’t understand my ideas about Wikipedia without understanding Hayek«.
Este es uno de los motivos por los que dos de los miembros de Nodos Ele lanzamos en su momento el manifiesto Edupop, como respuesta matizada al planteamiento ideológico de Jim Groom y su manifiesto Edupunk.