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Post veraniego. El PCIC en la red y la magia del B1

Como ya debe saber todo el mundo, el Plan curricular del Instituto Cervantes (PCIC) está en la red. Esto es algo que veníamos pidiendo desde que se publicó, de modo que es una buena noticia.

El PCIC desarrolla y fija los niveles de referencia para el español según las recomendaciones del Marco Europeo Común de Referencia (MECR). Es decir, ya tenemos en la nube las dos herramientas básicas con las que trabajamos los profesionales de la enseñanza de ELE.

Por lo demás -debe ser el verano que se acerca y me hace pensar cosas raras-, ¿no tienen la sensación de que el B1 se está convirtiendo en una especie de nivel contenedor que lo aguanta casi todo? Cursos, libros, pruebas. Si algo no está claro, ahí tenemos el B1 al rescate. Si los niveles del Marco fueran caramelos sugus, el B1 sería el de piña:

Los «niveles contenedor» han existido siempre; el «nivel intermedio», el «nivel umbral» (de nombre iniciático y connotaciones mágicas), han funcionado así en el pasado; no pasa nada grave, lo importante es saber lo que uno se trae entre manos -que si no, te puede pasar como a Mourinho, que se te pega entre los dientes.

Es como si la fascinación de atravesar el «umbral» se hubiera transmitido al más prosaico B1. ¿Existe el B1? ¿Existe la «magia del B1»? ¿Alguien más tiene esta impresión, o es cosa del veranito?

Cómo la evaluación destruye la educación. Un libro de Diane Ravitch (2010)

Diane Ravitch no es una persona irrelevante. Ha sido una de las responsables de implementar las políticas educativas en EEUU durante las presidencias de Bush y Clinton, en especial por lo que se refiere a la «accountability», es decir, el uso sistemático de evaluaciones que midan la «calidad» educativa («total quality management»).

Ravitch ha publicado un nuevo libro, en el que, en cierto modo, pide perdón por todo el daño que le ha hecho al sistema educativo norteamericano: The Death and Life of Great American School System: How Testing and Choice are Undermining Education (Basic Books, 2010). Sus conclusiones son claras:

  • la idea de evaluar el sistema educativo ha fracasado.
  • la evaluación del desempeño en el ámbito educativo se ha convertido en un fin en sí mismo.
  • evaluar la escuela es «mecanicista, contrario a la ética y contrario a la educación».
  • la calidad de las escuelas ha caído debido a la existencia de los sistemas de evaluación, con su legión de pedagogos e inspectores.
  • la «evaluación objetiva» no existe, no es posible un «barómetro» educativo.

En definitiva: la evaluación se está cargando la educación de las nuevas generaciones. Aquí tenemos a una de las máximas responsables en diseñar el sistema educativo norteamericano entre 1997 y 2004, entonando el «mea culpa» a través de libros, conferencias, artículos y en el blog Bridging differences.

Si bien no cree en recetas mágicas, considera que, al menos, hay tres medidas necesarias:

  • la escuela no es un lugar que debe enseñar a pensar, es decir, no es un lugar para la represión del conocimiento, y no es un lugar para domesticar en lo políticamente correcto. La escuela debe ser un espacio de aprendizaje y de libertad, no de evaluación punitiva.
  • se debe acabar con los cuerpos de «expertos», pedagogos e inspectores, es decir, con los policías de la evaluación que contribuyen a «undermining» (destruir los cimientos, socavar) la educación.
  • que el profesor dedique su tiempo a cultivar el conocimiento, en vez de estar pensando en cómo pasar el test de evaluación, del que dependen su sueldo, prestigio e incluso su propia vida.

Viniendo de alguien que ha participado en el montaje del mecanismo, no estaría mal tenerlos en cuenta.

  • Reseña en The Washintong Post.
  • Entrevista en Dallas News.
  • Moving tales. Historias inesperadas que van contigo

    En septiembre llamé la atención sobre la lectura en los tiempos del iPad, y ahora vuelvo sobre el tema, ya que ha salido la segunda aplicación de lectura («a state-of-the-art digital ‘mash-up’ of methods from the worlds of ebook publishing, graphic novels, film and interactive media.») de la gente de Moving Tales«The Unwanted Guest» (en inglés, español y francés):

    Se trata de un cuento tradicional que puede ser modificado por el lector. Estas interfaces en las que somos nosotros los que construimos la historia forman parte de la literatura didáctica del aprendizaje de lenguas.

    Es sorprendente que de los millones de apps que se han desarrollado para dispositivos móviles, solo 600 tienen relación con la enseñanza. Hay un evidente déficit de «learning apps», que posiblemente se corregirá con el tiempo. Por eso es necesario señalar iniciativas valiosas como las de Voxy o los avances en realidad aumentada.

    El potencial es enorme. Por ahora, su gran defecto es la carencia de conectividad (se trata de interfaces flexibles pero cerradas en sí mismas). Su desarrollo será el que acabe de una vez con el absurdo mundo de las pizarras digitales (que desaparecerán, igual que ha pasado con las aulas multimedia). Cuanto antes cambiemos el paradigma, mejor para todos.

    Voxy y los nuevos manuales de idiomas

    Voxy es un sistema de aprendizaje de inglés para hispanohablantes que se lanzó en octubre pasado (sigue en beta). Desde el principio llamó la atención de medios como The New York Times, por la gran inversión que ha supuesto, así como por la forma en que maneja las interfaces móviles.

    Voxy es una especie de versión posdigital de Speak Up, una revista con la que la gente de mi generación intentaba mejorar su inglés. No se trata, por tanto, de contenido estático de dudosa utilidad -como en el caso de Practica español (¿por qué se sigue insistiendo en arquitecturas de este tipo?)-, sino de contenido orientado a la acción de aprender. Paul Gollash (CEO) la presenta así:

    «These are your next textbooks,» he announced, flashing up a slide of news and celebrity magazines. «These are your new classrooms» — city streets, and the signs that fill them.

    Voxy uses smartphones and the Web as its platform for serving up games and news stories linked to translation tools. The idea is to make learning fun and contextual.

    Leyendo el otro día sobre Bitácora (el nuevo manual de Difusión, del que hablaré en otro momento), me acordé de Voxy, ya que veo algunos puntos en común:

    • ambos se presentan en formato magazín, con la idea de que los textos estén conectados con los intereses de los estudiantes. Voxy recoge noticias de tres ámbitos: actualidad, cultura pop (la llaman «farándula») y deporte, que son ámbitos que están muy presentes en Bitácora. Frente a los niveles del MCER, Voxy se organiza en tres grados: básico, intermedio y avanzado.
    • ambos le dan gran importancia a la construcción del conocimiento léxico por parte del estudiante. Con Voxy se gestiona el vocabulario al mismo tiempo que la pronunciación, no solo en un nivel de palabra sino también de «chunks». Hace un buen uso de las herramientas de traducción online.
    • ambos intentan favorecer la autonomía del estudiante, mediante redes de aprendizaje que favorecen la retroalimentación entre pares. En el caso de Voxy destacaría la app de iPhone y el uso de twitter, así como la importancia que le da a los juegos, que me parece que va en la línea de Steve Johnson.

    Creo que es un proyecto más serio de lo habitual para este tipo de startups de lenguas, como demuestra el blog que han puesto en marcha (las infografías son muy atractivas), que recoge buena información actualizada para el profesor de idiomas.

    Quizá estamos ante nuevas tendencias en los manuales de idiomas. La verdad, ya iba siendo hora, porque últimamente el panorama ELE era de lo más aburrido (por decirlo suavemente):

    El sueño de las TIC produce monstruos

    Poco a poco va tomando forma la gran equivocación de la Escuela 2.0.

    En el blog de Jordi Adell se puede seguir el tema con bastante buen pulso:

    Si usamos los mismos recursos que antes (pizarra. libros de texto), con la misma metodología (explicación, ejercicios) pero ahora limitados por una tecnología que no funciona (ancho de banda insuficiente) y que impide seguir el método, es más que previsible que los resultados sean peores que antes.

    La “película” que Educat 1×1 les ha vendido a los profesores es que tras “digitalizar” las aulas, todo sería igual que antes, pero que por arte de magia los alumnos aprenderían más y mejor.

    En Nodos Ele venimos defendiendo que el problema de la educación en España no es de cacharros sino de gestión, de «mindware». Lo hemos razonado en serio, y también en broma.

    El cambio de paradigma que se ha vivido en los últimos años, ha pillado al país con el paso cambiado. Se han aplicado recetas caducas a problemas nuevos. Los resultados se empiezan a ver, en forma de degradación creciente del sistema educativo.

    Si no se cambia la mentalidad, puede que la educación española no se recupere en mucho tiempo. Muchos profesores están frustrados (en realidad, están perdidos, porque no entienden la profundidad del cambio de época que estamos viviendo); eso sí, hay quien se ha hecho rico vendiendo inútiles pizarras digitales.

      Viñeta de Néstor Alonso

    Diccionario Callellano (beta)

    Algunos amigos en Estocolmo hemos lanzado la idea de un diccionario colaborativo para extranjeros del tipo Urban Dictionary.

    Lo llamamos Diccionario Callellano y está en fase beta. Cuando uno está fuera de España pierde cierto contacto con el «español de la calle», y eso es lo que no queremos perder, ni nosotros ni los estudiantes.

    Cognición, creatividad y sharismo

    En junio se publicó el segundo ensayo de Clay Shirky: Cognitive Surplus. Creativity and Generosity in a Connected Age. Este libro sigue los pasos de Here Comes Everybody. The Power of Organizing Without Organization, abundando en la idea de que la nueva red, al abaratar los costes de producción, nos permite ser más creativos y generosos.

    La tesis de Shirky es que la nueva tecnología en red nos convierte de consumidores en productores y difusores de contenido, en creadores activos sin miedo al fracaso. El libro es ameno e interesante (la capacidad de Shirky para los títulos atractivos es prodigiosa), pero no dice nada nuevo, al menos nada que Isaac Mao no hubiera dicho mejor y más brevemente en su maravilloso manifiesto del sharismo, que traduje para NodosEle hace dos años.

    Para volver al tema de la lectura, del que hablé en el post anterior, esto significa que los e-books y las apps actúan como catalizadores de sinergias de raíz semiótica, es decir, crean nuevos tipos de texto que, para ser entendido, requiere de una nueva cognición de interfaces.

    Está por explorar la capacidad de Borges a la hora de anticipar el mundo de infinitas variaciones que nos circunda; se han hecho algunas cosas, pero bastante malas. Tenemos un problema si no sabemos gestionar la capacidad cognitiva necesaria para manejarnos en este tipo de escenarios. El juego mozartiano de una Musikalisches Würfelspiel («Juego de dados musical», 1787), especie de app del siglo XVIII capaz de generar 45 billones de vals diferentes (harían falta 200.000 horas para escucharlos) es ya una realidad (un ordenador los genera inmediatamente) y, por tanto, un reto cotidiano:

    Los libros de texto del futuro hacen «ssggh» al pasar página

    Hablábamos el otro día de la Escuela 2.0, o, mejor dicho, hacíamos que dos vídeos de propaganda de 1964 y 2010 hablaran de lo que se entiende en la administración educativa española por integración de las nuevas tecnologías en la escuela.

    Esta mañana nos desayunamos con un artículo que pone negro sobre blanco los planes de la Generalitat catalana en esta materia: «El libro digital, en el instituto»:

    Lo primero que hará un alumno al llegar a clase es abrir su portátil, y entrar en la plataforma virtual de su colegio, donde estará el material de las editoriales.

    Dentro de la plataforma de cada centro habrá un espacio para que los alumnos hagan ejercicios y el profesor los corrija, recalca el director general de Educación Básica y Bachillerato.

    No se pierdan ni una coma.

    De placebos, aprendizaje, libros de texto y paratextos

    El otro día hablaba con Juanma Higuera en TEDXAlvik del uso de manuales en clase de lengua extranjera.

    Depende del contexto, pero no tengo nada en contra del uso de libros de texto como forma de anclaje, ya que en mi opinión el aprendizaje no se produce en el centro sino en los márgenes, no en el texto sino en el paratexto.

    «El valor del contenido está en otra parte: el texto propone, el paratexto dispone» es el post que ha publicado el siempre estimulante Pablo Mancini (que suele tratar de temas periodísticos, pero de una forma tan «radical» que de lo que escribe se derivan siempre un montón de reflexiones de aplicación diversa). Mancini se hace eco de Show Sold Separately. Promos, Spoilers, and Other Media Paratexts, libro en el que Jonathan Gray se centra en el estudio de «los paratextos: publicidades, adelantos, trailers, entrevistas, foros, redes sociales, noticias, reseñas y objetos que comodelan medios y mensajes, producción y distribución, sentido y valor». Por ejemplo, los extras de los DVD, los títulos de crédito en» Los Simpons», o la disposición de las viñetas en «Batman».

    En una ecología de aprendizaje adaptativa hay que tener en cuenta los contextos. En ese sentido, me da igual trabajar con manual, sin manual, unplugged, de forma invisible, visible o mediopensionista, siempre y cuando la ecología sea coherente y entienda que se crean marcos periféricos adecuados para la construcción de sentido. Esos marcos conceptuales están en los márgenes, en el paratexto. Por lo demás, la elección del manual (siendo poco relevante) no la baso en el enfoque ni en el currículo, sino en los paratextos que implícitamente contenga.

    Como profesional, una de mis funciones es detectar en lo posible estos hechos de los que el aprendiz no tiene por qué ser consciente. El léxico de una lengua, por ejemplo, no se aprende con listas de palabras, pero los estudiantes se pasan horas haciéndolas (para nada, porque son inútiles); yo no voy a explicarles eso ni voy a prohibirles nada, sino que intentaré usar esa dinámica para que se produzca el aprendizaje en los márgenes de la elaboración de esa lista, en su paratexto.

    El constructivismo, el enfoque por tareas sirven como marcos de referencia para el verdadero aprendizaje, que se encuentra fuera, en la paratextualidad y en las conexiones. Los libros de texto son placebos, son como los cristales de los laboratorios, caldos de cultivo para que surja el sentido: tan sólo textos (es decir, nada) que permiten la aparición de paratextos (es decir, de sentido y aprendizaje). Placebos útiles.

    Learning. Free as in «free beer»

    Hace un par de días, Juanma Higuera y yo publicamos la traducción de una entrevista con Richard Gatarski sobre el sistema educativo sueco y las nuevas tecnologías. En ella hay una afirmación que me parece incongruente: “Vender educación o unos vaqueros en realidad es la misma cosa“.

    No lo creo. No es posible comparar cosas incomparables. La famosa distinción de Stallman entre «libre» y «gratis» («free» en ambos casos, en inglés) cada vez dice menos. Free -de Chris Anderson– ha venido a incidir en esta dirección.

    Estoy de acuerdo con Rasmus Fleischer cuando dice -en Det posdigitala manifestet– que la industria musical ha abierto el camino y por ahí va a entrar todo lo demás. Un cedé es un objeto físico (como unos vaqueros) y su valor depende de su escasez. Sin embargo, toda la historia de la música en mp3 es un recurso abundante, no finito (como el conocimiento y, por tanto, el aprendizaje y la educación).

    El conocimiento puede generarse, distribuirse y consumirse en la web sin coste alguno. Como dijo Brad Burnham:

    «Si me como una manzana, no me la puedo volver a comer; pero si enseño algo, quien me escucha puede transmitir ese conocimiento a otras personas».

    ¿Qué significa esto? Que la enseñanza tiende al coste cero. Si Google lanzara mañana Google University muchas universidades tendrían que cerrar o mantenerse a costa de onerosas subvenciones.

    Hace unos meses Josh Catone publicó una entrada en la que daba algunas pistas sobre cómo va evolucionando el tema, centrándose en iniciativas como The University of the People (universidad online fundada por Naciones Unidas, con 2 programas, en «Information Technology» y en «Business Administration», a 100 dólares cada uno) o Flat World Knowledge (libros de texto gratuitos escritos por expertos con licencia Creative Commons, y que ya están usando decenas de Universidades; algunas tan importantes como la University of Wisconsin at Madison).

    También Seth Godin publicó una entrada fundamental: «Education at the crossroads | «La educación en la encrucijada»

    Desde entonces le he perdido bastante la pista al tema. ¿Alguien tiene más datos? A mí me vienen a la mente P2p University, OpenLearn. The Open University y Academia.edu.

    Desde luego, «free» como en «free speech», pero también como en «free beer». En cierto modo, de eso conversaban hace poco Pardo Kuklinski y Scolari.