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Devolverle las palabras a los hablantes. Un libro de Elizabeth Knowles

Hace poco hablaba de «la hora del léxico». Vuelvo al tema al hilo de la lectura de un libro de Elizabeth Knowles: How to Read a Word (OUP, 2010).

En estos tiempos aún oscuros de lo que John Algeo llamaba «lexicograficolatría», es decir, de reverencia excesiva a la autoridad del diccionario, o a un supuesto comité de sabios que recibe dinero público por dar opiniones que no sirven para nada, da gusto leer unas páginas tan sensatas, escritas por la que ha sido durante mucho tiempo editora de la Oxford University Press.

How to Read a Word es una obra absolutamente centrada en la lengua inglesa, algo que puede limitar su recepción en el ámbito hispánico. Pero tiene una gran cualidad: puede leerse como una especie de manual de orientación léxica en el mundo posdigital. Knowles dedica iluminadoras reflexiones a la forma en que podemos desarrollar la competencia léxica, para manejarnos por nosotros mismos en el mundo de las palabras, más allá de diccionarios, comités de burócratas o gurus de suplemento dominical.

Estos son algunos de sus «tips», independientemente del uso de nuevos diccionarios del tipo Urban Dictionary (la RAEM tiene su gracia, pero es una anécdota) o Wordnick:

  • cómo usar motores de búsqueda, tipo Google Noticias para encontrar información relacionada.
  • cómo usar las «palabras clave» («keywords») para comprender vocabulario, mediante el uso de las «slashtags» que son la base de herramientas como Blekko.
  • cómo manejar los resultados, en relación con problemas como las «palabras fantasma» o los «falsos amigos».
  • cómo leer el pasado a la luz del presente; un ejemplo sería el uso de «gay» a lo largo del siglo XX en inglés, o (se me ocurre) el uso de «hacer el amor» para el mismo período en español.

Si hemos conseguido poner a la gramática definitivamente al servicio de la realidad operativa de la comunicación, es necesario arrebatarle las palabras a quienes las tienen secuestradas.

El libro de Mrs. Knowles es entretenidísimo, y está lleno de detalles e historias reveladoras. Pero lo importante -en mi opinión- es su objetivo: devolverle las palabras a sus legítimos propietarios, los hablantes, para que tengan confianza en sí mismos y sepan desarrollar habilidades que les permitan orientarse en la sociedad posdigital en la que vivimos; en definitiva, eso que, pedantemente, se conoce como «aprender a aprender».

Moving tales. Historias inesperadas que van contigo

En septiembre llamé la atención sobre la lectura en los tiempos del iPad, y ahora vuelvo sobre el tema, ya que ha salido la segunda aplicación de lectura («a state-of-the-art digital ‘mash-up’ of methods from the worlds of ebook publishing, graphic novels, film and interactive media.») de la gente de Moving Tales«The Unwanted Guest» (en inglés, español y francés):

Se trata de un cuento tradicional que puede ser modificado por el lector. Estas interfaces en las que somos nosotros los que construimos la historia forman parte de la literatura didáctica del aprendizaje de lenguas.

Es sorprendente que de los millones de apps que se han desarrollado para dispositivos móviles, solo 600 tienen relación con la enseñanza. Hay un evidente déficit de «learning apps», que posiblemente se corregirá con el tiempo. Por eso es necesario señalar iniciativas valiosas como las de Voxy o los avances en realidad aumentada.

El potencial es enorme. Por ahora, su gran defecto es la carencia de conectividad (se trata de interfaces flexibles pero cerradas en sí mismas). Su desarrollo será el que acabe de una vez con el absurdo mundo de las pizarras digitales (que desaparecerán, igual que ha pasado con las aulas multimedia). Cuanto antes cambiemos el paradigma, mejor para todos.

Voxy y los nuevos manuales de idiomas

Voxy es un sistema de aprendizaje de inglés para hispanohablantes que se lanzó en octubre pasado (sigue en beta). Desde el principio llamó la atención de medios como The New York Times, por la gran inversión que ha supuesto, así como por la forma en que maneja las interfaces móviles.

Voxy es una especie de versión posdigital de Speak Up, una revista con la que la gente de mi generación intentaba mejorar su inglés. No se trata, por tanto, de contenido estático de dudosa utilidad -como en el caso de Practica español (¿por qué se sigue insistiendo en arquitecturas de este tipo?)-, sino de contenido orientado a la acción de aprender. Paul Gollash (CEO) la presenta así:

«These are your next textbooks,» he announced, flashing up a slide of news and celebrity magazines. «These are your new classrooms» — city streets, and the signs that fill them.

Voxy uses smartphones and the Web as its platform for serving up games and news stories linked to translation tools. The idea is to make learning fun and contextual.

Leyendo el otro día sobre Bitácora (el nuevo manual de Difusión, del que hablaré en otro momento), me acordé de Voxy, ya que veo algunos puntos en común:

  • ambos se presentan en formato magazín, con la idea de que los textos estén conectados con los intereses de los estudiantes. Voxy recoge noticias de tres ámbitos: actualidad, cultura pop (la llaman «farándula») y deporte, que son ámbitos que están muy presentes en Bitácora. Frente a los niveles del MCER, Voxy se organiza en tres grados: básico, intermedio y avanzado.
  • ambos le dan gran importancia a la construcción del conocimiento léxico por parte del estudiante. Con Voxy se gestiona el vocabulario al mismo tiempo que la pronunciación, no solo en un nivel de palabra sino también de «chunks». Hace un buen uso de las herramientas de traducción online.
  • ambos intentan favorecer la autonomía del estudiante, mediante redes de aprendizaje que favorecen la retroalimentación entre pares. En el caso de Voxy destacaría la app de iPhone y el uso de twitter, así como la importancia que le da a los juegos, que me parece que va en la línea de Steve Johnson.

Creo que es un proyecto más serio de lo habitual para este tipo de startups de lenguas, como demuestra el blog que han puesto en marcha (las infografías son muy atractivas), que recoge buena información actualizada para el profesor de idiomas.

Quizá estamos ante nuevas tendencias en los manuales de idiomas. La verdad, ya iba siendo hora, porque últimamente el panorama ELE era de lo más aburrido (por decirlo suavemente):

Aprendizaje invisible. Hacia una nueva ecología de la educación (2011) de Cristóbal Cobo y John Moravec

// web del libro

En Nodos Ele hemos seguido de cerca el proyecto de Cristobal Cobo y John Moravec en torno a lo que llaman «aprendizaje invisible».

Uno de los frutos de su trabajo es el libro que ya están presentando y que estará disponible en breve Aprendizaje invisible. Hacia una nueva ecología de la educación. Nr. 2 de la Col·lecció Transmedia XXI. Laboratori de Mitjans Interactius / Publicacions i Edicions de la Universitat de Barcelona, 2011. Para saber de qué va lo mejor es echarle un ojo al índice que está en la web, y leer la presentación:

Aprendizaje Invisible es un libro que surge como resultado de varios años de investigación, en el cual los autores proponen un remix de innovadores paradigmas de aprendizaje y de desarrollo de capital humano.

Este trabajo, escrito a cuatro manos y en dos idiomas, analiza el impacto de los avances tecnológicos y las transformaciones de la educación formal, no formal e informal, además de aquellos meta-espacios intermedios. Este es un viaje en el cual el lector explora un panorama de opciones para la creación de futuros relevantes para la educación de este siglo.

Aprendizaje Invisible analiza corrientes, teorías y tendencias, además de experiencias internacionales y desarrollos tecnológicos que promueven una innovación sostenible en la educación.

El libro ofrece una vasta bibliografía, un estupendo glosario y otros recursos digitales, además de una recopilación de diversas investigaciones y estudio de casos que destilan temáticas como: las nuevas teorías e ideas en la educación, los desafíos de las instituciones educativas del siglo 21, recomendaciones de políticas públicas, nuevos flujos de innovación, aprendizaje basado entre pares, educación informal, uso de tecnologías abiertas y colaborativas, entre otros.

En la página del libro están todos los recursos relacionados con el proyecto, desde un calendario de presentaciones (a finales de marzo tendrán lugar las de Madrid y Barcelona) a todo tipo de formas de conectividad.

Un libro imprescindible y estimulante (hemos leído una primera versión en pruebas), que abunda en la reflexión general de Geekonomía (2010) de Hugo Pardo Kuklinksi, obra que abrió la colección Transmedia XXI el año pasado.

«Autonomía y competencia digital en ELE» (taller) – Encuentro Práctico de Profesores de ELE, Barcelona 2010

El pasado 18 de diciembre Beatriz González y yo presentamos la experiencia práctica «Autonomía del aprendiente de ELE a través de la tecnología y la competencia digital» en el XIX Encuentro Práctico de Profesores de ELE que se celebró los días 17 y 18 en Barcelona.

En ella mostramos diferentes ejemplos de actividades desarrolladas en UAB Idiomes, en concreto hablamos de blogfolios, redes sociales (Facebook, Ning de UAB Idiomes, entre otras) y entornos personales de aprendizaje (EPA/PLE). El taller tuvo muy buena aceptación por parte de los profesores asistentes en ambas sesiones.

En el prezi que pongo a continuación se pueden encontrar los enlaces a los ejemplos mencionados:

Traducción y realidad aumentada. El caso de Word Lens

Como ya he comentado, este es el primer año en que la tecnología forma parte de mis clases, ya que cada vez más estudiantes usan iPhones o portátiles. Todo esto implica nuevas formas de negociación en el aula que están todavía lejos de encontrar acuerdo.

Una de las apps que más repercusión están teniendo ahora es Word Lens (3,99€ + 3,99€), quizá porque marca un cierto rumbo en el aprendizaje de lenguas, al conectar con ideas de realidad aumentada; independientemente de que haya mucho que hacer en el campo de la traducción automática:

El futuro del aula de idiomas

En Nodos Ele hemos escrito en otras ocasiones sobre el papel del aula como espacio de aprendizaje. ¿Cuál es el futuro, o no futuro, del aula de idiomas? ¿Cuáles son los cambios fundamentales que necesita?

La revista Slate ha preguntado a sus lectores sobre cómo vivir una vida más eficiente, y también ha dedicado un espacio para el rediseño de las aulas en Estados Unidos. Si la educación está cambiando, ¿por qué no lo hace también el espacio en el que aprendemos?

Greg Stack y Natalie Nesmeainova han sido los arquitectos ganadores del desafío de Slate para el diseño del aula del futuro. Su proyecto consiste en un gran espacio cubierto con diferentes elementos conectados con otro espacio al aire libre.

Stack explica así los principios que ha tenido en cuenta para el diseño del aula:

«(…) mobiliario ajustable, un área de arte «desordenado», pantallas de vídeo grandes y pequeñas, zonas comunes para las clases de acción, espejos cuidadosamente colocados de forma que permiten el contacto visual cuando un estudiante y el profesor se sientan en un equipo juntos.»

¿Qué elementos de este diseño serían realmente prácticos en un aula de lenguas extranjeras? ¿Qué necesitaría el nuevo espacio de aprendizaje de idiomas?

PLE según Fernando Santamaría

Nuestro gran amigo Fernando Santamaría, que le ha puesto un prólogo impagable a la traducción que hemos hecho en Nodos Ele de Conociendo el conocimiento de George Siemens (NodosEle, 2010), explica en este vídeo qué entiende por PLE (Personal Learning Environement).

Son 9 minutos de sabiduría a borbotones, en ese estilo caótico que hace de Santamaría uno de los grandes del pensamiento posdigital con que contamos en el mundo hispano. Como apoyo gráfico aquí tienes el mapa conceptual sobre el que reflexiona Fernando:

Fernando resume su intención en esta entrada de su blog.

Siemens se aburre (y nosotros también)

[Ilustración: Pintachan]

Tenía pensado hacer un post sobre la última y magistral entrada de George Siemens este martes: «Questions I’m no Longer Asking». Afortunadamente, David Alvarez se me ha adelantado, de modo que les remito a su blog [e-aprendizaje]: «Cuestiones que ya no nos interesan…».

En efecto, hace tiempo que algunos simplemente ni nos planteamos determinadas cuestiones: la autonomía del estudiante, la estafa de la evaluación, la necesidad del caos para aprender, la evidencia de la conectividad, la naturalidad de la apertura y el intercambio («sharismo») etc…

Hace bien Siemens en dejar claro que no piensa contestar a más chorradas sobre estos temas, que resume en varios puntos (modifico mínimamente el resumen de Alvarez), que ya cansa seguir explicando:

  • Los estudiantes deben tener el control de su propio aprendizaje. Los educadores podemos guiarlos o ser intermediarios, pero el aprendizaje significativo implica una actividad impulsada por el que aprende.
  • Los estudiantes necesitan experimentar confusión y caos durante el proceso de aprendizaje. Aclarar(se) ese caos es el objeto del aprendizaje.
  • La apertura de los contenidos y la interacción aumentan las conexiones aleatorias que impulsan la innovación.
  • El aprendizaje requiere tiempo, pensamiento crítico y reflexión. La ‘ingestión’ de nueva información requiere tiempo para ‘digerirla’.
  • El aprendizaje es aprendizaje en red. El conocimiento está distribuido.
  • La creación es vital en el aprendizaje. Los alumnos tienen que crear artefactos para compartir con los demás y para ayudar a dirigir su exploración más allá de los artefactos que el educador les ha proporcionado.
  • Dar sentido a la complejidad requiere de sistemas sociales y tecnológicos.

Quien quiera perder el tiempo cerrando contenidos, intentando evaluar o controlar, pensando que el caos no es parte del proceso de aprendizaje, etc., es su problema. La realidad va por otro lado.

Educar en una sociedad posdigital

No tengo la menor idea de si se trata de una campaña viral de Apple, pero eso me importa poco. Este vídeo muestra cómo están cambiando las cosas cuando hay capacidad de cambiar nosotros con el mundo que nos rodea.

La educación, también la enseñanza de idiomas, me parece que no lo está haciendo suficientemente. La música, sí. Todo lo que no sea avanzar en una educación posdigital terminará por pasarnos factura antes o después. Uno de los puntos clave es que los educadores estemos abiertos a cambiar el «mindware» (la forma de «pensar y entender» la enseñanza). Son las personas, no las tecnologías: